La batalla de San Juan (13/01/1881) no sólo fue la
mayor en la guerra con Chile, sino la más grande que se realizó en el Pacífico
americano. En Latinoamérica es sólo superada por la batalla de Tuyutí
(24/05/1866) librada durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870).
Después de la batalla, soldados del ejército
chileno destruyeron Chorrillos. Es muy difundida la versión de las Memorias del
mariscal Andrés Avelino Cáceres Dorregaray, sobre que él sugirió al dictador
Nicolás de Piérola un ataque nocturno sobre Chorrillos, aprovechando que la
tropa chilena se dedicaba “al saqueo y a
la borrachera” y “no estaría en
condiciones de oponer una firme resistencia a un ataque nocturno, sorpresivo y
vigoroso”. Este plan fue desechado por Piérola porque el ejército chileno
estaba en los alrededores de Chorrillos “y los que saquean son unos
cuantos”.(1) La primera versión de las Memorias de Cáceres fue publicada en
1924 y esta al igual que las ediciones posteriores (1973, 1976, 1980 y 1986
inclusive) fueron redactadas por el comandante Julio C. Guerrero, sin mayor
variación en este punto, como si lo hizo en otros temas.
En el aniversario de la batalla de Miraflores de
1929 se trasladan los restos del Héroe de la Breña a la Cripta de los Héroes y el
general Gabriel Velarde Álvarez hizo su discurso en donde dijo que Cáceres “… propone al Dictador el ataque inmediato
y nocturno de Chorrillos, donde los
soldados dispersos y desordenados del vencedor no podían ofrecer gran
resistencia. Su petición no es
aceptada, perdiéndose tal vez la única oportunidad de reacción que pudo
invertir el orden de los acontecimientos”.(2)
El general Velarde admitió que su discurso se basó
en las Memorias de Cáceres, citando la página 100 de la primera edición.(3)
El senador Carlos de Piérola Villena, hermano del
presidente Piérola y amigo del general Velarde, inmediatamente escribió una
carta a los diarios La Prensa y La Crónica, que habían publicado el discurso de
Velarde, aclarando las pocas posibilidades del éxito del ataque nocturno aquel
13 de enero de 1881. Carlos de Piérola conocía bien de la situación, no sólo
porque su hermano era el Jefe Supremo de Perú en ese momento, sino porque aquel
día él era coronel y jefe del batallón Guardia Peruana N° 1, que luchó en el
Morro Solar, en donde cayó herido y prisionero.
“… concibe
usted, señor General, que el alto
comando del Ejército chileno, que no estaba compuesto de reclutas, hubiera
podido permitir, teniendo a retaguardia al enemigo, que sus tropas se
entregaran al saqueo, al incendio y a la embriaguez, exponiéndose a ver, en
pocas horas, truncada la victoria en desastrosa derrota? Cierto es, que en la
tarde y noche del 13 de enero, pequeños grupos del elemento colecticio del
Ejército chileno, tolerados por sus jefes, pudieron dar pábulo a sus crueles
instintos dentro de la citada villa, pero sin duda alguna todo intento, de
parte nuestro, para batir a sus ocupantes, habría sido ahogado al punto por la
enorme masa de las tropas vencedoras”.(4)
A continuación, analizaré si tal propuesta existió
y si era probable su éxito.
Archivo del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú
LA PROPUESTA
DE CÉSAR CANEVARO
En 1881 se publicó el libro “Carta Política” del
chileno Manuel Jesús Vicuña, que en realidad es una extensa carta pública
dirigida al político y diplomático chileno Adolfo Ibáñez. El libro fue
publicado por la imprenta del diario La Actualidad, un diario chileno que se
publicaba en Lima durante la ocupación. Esta obra era contra la candidatura del
general Manuel Baquedano a la presidencia de Chile y critica las medidas que él
tomó durante las batallas de Lima y por este motivo fue cerrado y su máquina
–que era del diario El Peruano- llevado a Chile por órdenes del contralmirante
chileno Patricio Lynch.(5).
Vicuña narra que después de la batalla, el ministro
de Guerra José Francisco Vergara y él ocupaban la casa de Aurelio García y
García en Chorrillos a las 2.30 pm, mientras que el general Baquedano y otros
militares ocupaban la casa de la familia Pezet y la de la familia del
diplomático chileno Joaquín Godoy, pero que una hora después empezaban los
saqueos de las casas por los soldados chilenos y que debido a los tiroteos y al
desorden, el ministro y su comitiva abandonaron Chorrillos a las 5 pm y lo
propio hizo Baquedano a las 10 pm. Vicuña cuenta que al día siguiente él mismo
contó 47 cadáveres de soldados chilenos cuando el día anterior, al ingresar a
Chorrillos, no habían más de 10. Vicuña calcula que pasó la mitad del ejército
chileno la tarde y noche del día 13 y durante la mitad del día 14.(6)
“Como nos
iría esta noche si los peruanos con un poco de audacia vinieran a atacarnos en
número de cuatro mil! Todo esto se lo lleva el diablo” dijo el ministro
Vergara según Vicuña y a continuación agrega la versión de un ataque nocturno
peruano:
“El coronel
Canevaro le decía a Piérola: con mi fortuna i con mi vida le respondo a usted
que esta noche doi cuenta de los chilenos si me confía cinco o seis mil hombres
para ir a sorprenderlos, en medio del desórden i borrachera que inevitablemente
les habría traído el saqueo a Chorrillos, i cuya prueba está ahí, en aquellas
llamas que divisamos.
Un momento
después el campo enemigo se movía, i seis o siete mil hombres marchaban sobre
nosotros, habiendo alcanzado a avanzar cerca de dos millas. Por qué detuvieron
su marcha, no lo he podido comprender ni averiguar hasta ahora. Lo que
comprendo i puedo asegurarle con toda mi conciencia, es que si no la detienen i
emprenden el ataque, el coronel Canevaro da cuenta de nosotros, tal como se lo
prometía a Piérola”.(7)
Esta es la primera versión que encontramos sobre un
posible ataque peruano la noche del 13 de enero y el impulsor de este plan no
era Cáceres sino Canevaro.
Otra versión de la época la encontramos en la obra
“Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el Arte de la Guerra” –una de las
mejores publicadas sobre la campaña de Lima- del general ecuatoriano Francisco
Javier Salazar, quien vivió en Lima durante la guerra. Su libro fue publicado
en partes en el diario La Situación (diario chileno impreso en Lima que
reemplazó a La Actualidad) en 1882 y totalmente completo ese mismo año en Lima.
De acuerdo a Salazar: “la noche de ese
día, suponiéndose que todo el ejército chileno había de estar entregado á la
embriaguez y al desórden, á consecuencia del saqueo de Chorrillos, se pensó por
parte de los peruanos en sorprenderlo atacándolo con unos 6,000 hombres”.(8)
Salazar no menciona quien propuso ese ataque, pero si que pensó en hacerlo.
Una nueva versión en donde se menciona un posible
ataque nocturno aparece en la recopilación de documentos de Pascual Ahumada
-publicado en el diario El Comercio en enero de 1884- y que no menciona quien
propuso el ataque nocturno pero si a dos de los jefes que lo liderarían:
“En la noche
del 13 se proyectó un ataque enemigo con el batallón Guarnición de Marina i las
fuerzas de los coroneles Cáceres y Canevaro. Ignoramos por qué no se llevó a
cabo”.(9)
En la biografía de César Canevaro que aparece en el
diccionario biográfico de Juan Pedro Paz Soldán, se menciona que tras el saqueo
de Chorrillos, gran parte de las tropas chilenas se embriagó, entonces: “El momento era propicio para darle un golpe
seguro.- De acuerdo con el general Cáceres, hizo entonces avanzar su división
sobre Chorrillos, pero cuando sus fuerzas se aproximaban al Barranco,
recibieron orden de contramarchar, y ocupar sus anteriores posiciones”.(10)
Con motivo del fallecimiento del general César
Canevaro en 1922, el diario La Crónica publica una biografía de Canevaro que
dice lo mismo que Paz Soldán sobre el ataque nocturno del 13 de enero (11) y en
la Corona Fúnebre publicada por su viuda al año
a los pocos meses, hay una biografía escrita por Pedro M. Rodríguez que
dice que los coroneles Cáceres y Canevaro solicitaron al dictador Piérola “… permiso para emprender el ataque; pero
cuando ya se habían puesto en marcha y hallándose en el Barranco, recibieron
una contra orden y tuvieron que regresar a la línea de Miraflores”.(12)
Entonces está claro que hubo un intento peruano por
atacar las tropas chilenas la noche del 13 y que fue a propuesta de Cáceres y
Canevaro, que hubo una movilización pero luego hubo la contraorden de Piérola
para que las fuerzas peruanas regresen a su ubicación en la línea de Miraflores.
Sólo las Memorias de Cáceres, publicada por primera vez en 1924 obvian que
Canevaro haya tenido alguna iniciativa en el ataque nocturno.
Corona Fúnebre del general César Canevaro (1923)
Ahora, para completar estas versión, es interesante
el testimonio del teniente coronel
Manuel Layseca, sobreviviente de la batalla de Miraflores de las filas del
batallón Guarnición de Marina, porque nos da una luz sobre las unidades
involucradas para el posible ataque. Layseca declaró que su batallón llegó el
mismo día 13 a Lima, procedente del Callao, por ferrocarril, tras lo cual
caminaron a Vásquez y luego a Miraflores. Una vez ahí, un italiano que llegó de
Chorrillos, les dijo que la soldadesca chilena había saqueado el pueblo y “… los soldados se dieron a la bebida en
forma desenfrenada, a punto tal, que los mismos jefes, amedrentados por temor
de que sus secuaces se sublevaran y les hicieran daño, tuvieron que encerrarse
en el rancho del general Pezet.
La relación
que hiciera este súbdito italiano, inspiró al entonces coronel Andrés A.
Cáceres, lo mismo que al coronel César Canevaro, la idea de marchar al asalto y
reconquista de Chorrillos, esa misma noche, penetrando a la ciudad,
precisamente por los puntos en los cuales el incendio hacía estragos.
Efectivamente,
momentos después se comunicaba a la Guarnición de Marina, a tres cuerpos de
reserva, a una fracción del batallón Jauja y a la Guardia Chalaca, para que se
movilizaran en plan determinado sobre Chorrillos.
Cuando recién
las tropas habíanse puesto en marcha, la orden llegó a conocimiento de la
superioridad, la que, quien sabe por qué razón, mandó suspender la marcha y que
las unidades vuelvan a sus posiciones”.(13)
¿HUBIERA
SIDO UN ÉXITO EL ATAQUE?
El siguiente análisis es si el ataque propuesto por
Cáceres y Canevaro hubiera tenido algún tipo de éxito. Si Cáceres y Canevaro
solicitaron el ataque, es obvio que ellos creían en posibilidades de triunfo.
Debemos recalcar que no todo el ejército se entregó
al saqueo de Chorrillos. Este pueblo tenía 3,850 habitantes y muchas de sus
calles apenas si tenía tres metros de ancho,(14) por tal razón, era imposible
que pudiera albergar un ejército de 20 mil hombres.
Los cuerpos chilenos que participaron en el saqueo
e incendio de Chorrillos pudieron ser los regimientos Esmeralda y 3° de Línea,
que de acuerdo a los diversos testimonios chilenos, estuvieron combatiendo
alrededor del pueblo. También el regimiento Atacama, que capturó al coronel
Isaac Recavarren en la estación del tren,(15) pudo estar involucrado en los
saqueos.
De acuerdo al historiador militar ecuatoriano
Salazar, el objetivo del ataque “… no
podía ser uno de estos dos: ó empeñar una batalla absurda y á tientas en medio
de la oscuridad de la noche, ó bien, únicamente, causar terror en el ánimo de
los enemigos. Si se intentaba lo primero, el número de 6,000 hombres habría
sido á todas luces insuficiente para vencer á 20,000 soldados orgullosos con la
victoria, de los cuales, dando de barato que hayan habido unos 2,000
desparramados por la población en el estado de beodez, los demás se hallaban
reunidos en sus campamentos. A lo ménos así lo aseveran los partes oficiales
que se han publicado, así resultan de los informes de carácter privado que
hemos podido recoger, y esto es también lo más natural y verosímil. Si se
pretendía lo segundo, dicho número habría sido perjudicial, por excesivo; pues
nadie ignora que las sorpresas se hacen con poca tropa, ora para evitar que no
caiga ella misma en la confusión que se intenta producir en la del adversario,
ora para que si no sale bien de la empresa, el desastre sea en todo caso
insignificante”.(16)
El historiador militar peruano Carlos Dellepiane,
escribió sobre este tema que “… otros escritores
quieren ver un triunfo decisivo si los peruanos hubieran atacado en la noche
del 13 la población de Chorrillos, donde una parte de las tropas chilenas se
habían entregado a los más tristes desbordes. Pero creemos, a pesar de la “Carta
Política” del chileno Manuel J. Vicuña, que esas tropas desbandadas no
llegarían a un par de miles de hombres que no restaban capacidad combativa a
las divisiones invasores estacionadas sobre Chorrillos y San Juan, con la
división Lynch en segundo escalón al pie del Morro.
Para
justificar tal afirmación de que los chilenos desbandados y saqueadores no
pasaban de dos mil basta tener presente que entonces, y aún ahora, los alcoholes
almacenados en Chorrillos no alcanzan para embriagar a ese número de hombres”.(17)
La primera edición de la obra de Dellepiane fue
publicada en 1931, por lo que en tanto en 1931 como en 1881, era imposible que
en Chorrillos se hubiera emborrachado todo un ejército.
Yo también dudo de un posible éxito del ataque si este se
hubiera realizado, porque no todo el ejército chileno estaba ahí, sino el grueso estaba en los
alrededores de Chorrillos. La medida del dictador Piérola de detener el ataque
fue buena y prudente, pero hubiera sido mejor si se hubiera realizado un ataque
con tropas ligeras como sugiere el historiador militar Salazar.
NOTAS
(1) Andrés
A. Cáceres, redacción y notas por Julio C. Guerrero. 1973. La Guerra del 79.
Sus campañas (Memorias), pp. 78-79.
(2) Diario
La Prensa, martes 15 de enero de 1929, “Esta mañana fueron trasladados a la
Cripta de los Héroes los restos del que fue el mariscal Andrés A. Cáceres”.
También en el diario La Crónica, miércoles 16 de enero de 1929, “Los restos del
Mariscal Cáceres fueron ayer colocados en la Cripta de los Héroes”.
(3) La
Prensa, lunes 21 de enero de 1929, “Sobre una rectificación histórica”.
(4) La
Crónica, viernes 18 de enero de 1929, “Interesante carta del senador don Carlos
de Piérola”. También en La Prensa, viernes 18 de enero de 1929, “Carta abierta
del senador Piérola al general Velarde Álvarez”.
(5) Manuel
Zanutelli Rosas. 1981. “Lima durante la ocupación chilena”, en: La Resistencia
de la Breña, Tomo I, p. 101.
(6) Manuel
J. Vicuña. 1881. Carta Política, pp. 118-123. Una parte de este libro está
disponible en http://cavb.blogspot.com/2012/01/holocausto-peruano-en-chorrillos.html
(7) Vicuña,
Op. Cit., pp. 124-125.
(8) Francisco
J. Salazar. 1882. Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el Arte de la
Guerra, pp. 32-33.
(9) Pascual
Ahumada Moreno. 1888. Guerra del Pacífico, recopilación completa de todos los
documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referente a la
guerra que han dado a la luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo
documentos inéditos de importancia, p. 183. Las batallas de Chorrillos i
Miraflores descritas por los peruanos (De El Comercio de Lima).
(10)
Juan Pedro Paz Soldán. 1917. Diccionario Biográfico de Peruanos Contemporáneos,
p. 104.
(11)
La Crónica, miércoles 1° de noviembre de 1922. “Pérdida Nacional”.
(12)
Ignacia Rodulfo viuda del general César Canevaro. 1923. Corona Fúnebre general
César Canevaro, p. 23. Estudio Biográfico por el Dr. Pedro M. Rodríguez.
(13)
La Crónica, domingo 15 de enero de 1928. “En el 47 aniversario de la batalla de
Miraflores”.
(14)
Mariano Felipe Paz Soldán. 1877. Diccionario Geográfico Estadístico del Perú,
p. 318.
(15)
Ahumada, Op. Cit., p. 181.
(16)
Salazar, Op. Cit., p. 33.
(17)
Carlos Dellepiane. 1965. Historia Militar del Perú, tomo II, p. 360.
Buen análisis y de acuerdo con la conclusión final. Si hubieran estado en gran parte ebrios, no habrían respondido tan rápido al sorpresivo ataque de la batalla de Miraflores. Habrían estado "con el cuerpo malo" y habrían sido derrotados.
ResponderBorrarcongregaron cerca de 16,000 hombres, pero más de la mitad fueron indígenas reclutados por la fuerza, humildes pobladores que nada sabían del manejo del fusil, que desconocerían incluso hasta el mismo día del holocausto; sacrificada masa que llegó a la capital sin saber a ciencia cierta qué era el Perú. La mayoría creyó https://idheas.org/biografia-de-suga/
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