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Ingeniero en Industrias Alimentarias de la Universidad Nacional Agraria La Molina, pero que se dedica a un montón de cosas, como escribir en sus ratos libres. Gusta de política, economía, fútbol, música, entre otros. Hobby principal: investigación histórica, principalmente a la Guerra con Chile, y también investiga sobre el actual desarrollo de las empresas peruanas. Es coautor del libro "La Última Resistencia. La batalla en el Morro Solar de Chorrillos el 13 de enero de 1881".

martes, 23 de diciembre de 2014

Breves apuntes sobre Pedro Brescia Cafferata

Recién hoy los medios de comunicación informaron el fallecimiento Pedro Brescia Cafferata a los 93 años, que ocurrió el último domingo y fue enterrado ayer en estricto privado.

Pedro Brescia fue uno de los más importantes empresarios del país durante seis décadas, aunque fue de un perfil bajó y dio muy pocas entrevista (hay una a Semana Económica aquí). La primera vez que escuché su nombre fue cuando mi abuelo Máximo contaba sobre su experiencia laboral, pues trabajó para él en su empresa pesquera Tasa entre los años 1967 y 1969, en donde fue patrón de una de sus embarcaciones. Uno de mis compañeros de colegio, Martín Choy, también me habló sobre él –creo que en el año 1994- cuando me contaba en donde trabajaba uno de sus tíos.

Memoria Anual 2009 de Rímac Internacional Seguros

Por esas casualidades de la vida, una vez revisando las tesis en mi universidad, encontré su tesis, publicada el año 1961, en donde señala como se debe lotizar una de hacienda en Huacho, obviamente propiedad de su familia. Pedro Brescia se graduó de ingeniero agrónomo en la antigua Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria en La Molina, hoy Universidad Nacional Agraria. Pedro Brescia rápidamente tuvo relevancia nacional, pues era amigo del presidente Manuel Odría y durante su gobierno se le devolvió a su familia parte de los terrenos que fueron expropiados para la construcción del antiguo aeropuerto de Limatambo, según escribió el desaparecido intelectual de izquierda Carlos Malpica.(1)

Pedro Brescia junto a su hermano menor Mario, tomaron el control de los negocios de la familia el año 1951, tras el fallecimiento de su padre. En la siguiente década se convirtió en uno de los grupos empresariales más diversificados del país, con inversiones inmobiliarias, agrícolas, pesca, seguros, etc. El mismo Pedro Brescia asumió la presidencia de la aseguradora Rímac en el año 1969, en donde su familia era un accionista importante.

En la dictadura de Velasco Alvarado, la familia Brescia sufrió la expropiación de sus haciendas algodoneras pero económicamente más lamentable fue la expropiación de sus empresas pesqueras, según señaló Enrique Vásquez.(2)

Hacia la década de 1980, Pedro Brescia dirigía un grupo tan extremadamente diversificado como lo es ahora, junto con su hermano Mario y un escalón más abajo, su cuñado Paul Fort. En ese entonces tenía el 30% de Inversiones Breca, el holding más importante de la familia, que en un inicio era sólo de las hermanas Ana María y Rosa Brescia Cafferata. A inicios de este siglo, Pedro Brescia fue transfiriendo, paulatinamente, sus acciones en Inversiones Breca a sus sobrinos, los Brescia Moreyra, así como a sus hermanas Ana María y Rosa.

Es difícil establecer cuales fueron las jugadas empresariales más importantes en la vida de Pedro Brescia, pues no sabemos si fueron acciones decididas por él o su hermano, pero creo que fueron las siguientes:

1.- La administración de terrenos en San Isidro y San Borja. Desde la década de 1950 ha tenido un buen manejo y las utilidades obtenidas lo reinvirtieron para expandirse a otros rubros. En la actualidad, los Brescia varios terrenos en la calle Las Begonias en San Isidro, además de otros  en zonas urbanas.

2.- La adquisición de los activos de WR Grace en Perú, entre ellos, Minsur en 1977. Bajo la dirección de los Brescia, Minsur se convirtió en uno de los mayores productores de estaño del mundo, ocupando hoy el tercer lugar (hace años fue el segundo). El grupo invirtió tiempo y dinero para instalar en Pisco una fundición para procesar los concentrados de minerales de Minsur, obteniendo de esta manera, estaño metálico, un producto de mayor valor agregado. En los últimos tiempos, el precio de los metales está bajo, pero las utilidades de Minsur significó por muchos años, la principal fuente de ingresos del grupo que fue utilizado en reinvertir en otros sectores.

3.- Formar un joint venture con el BBV de España, ahora BBVA, para participar en la privatización del Banco Continental en 1995. El BBVA Continental está consolidado como el segundo banco del país y también les ha proporcionado importantes utilidades al grupo.

4.- La venta de acciones de la cervecera Backus & Johnston en julio del 2002 por US$420 millones y su reingreso a la pesca. El Grupo Brescia participó en el accionariado de Backus desde 1980, inclusive participó junto con el Grupo Romero en un intento de control de la cervecera.(3) En el año 2001 adquirieron las acciones que tenía el Grupo Luksic, aumentando su participación al 22% de las acciones con derecho a voto. Parecía que se consolidaban en la empresa pero vendieron su participación en julio del 2002 por US$420 millones. Ese monto lo usaron en invertir en sectores en donde ya tenían presencia, pero una gran parte para reingresar a la pesca, después de casi 30 años. En efecto, a las dos semanas de vender las acciones en Backus, el grupo creó una empresa pesquera y empezaron con las adquisiciones en ese sector, culminando con la compra de Sipesa en el 2006. Hoy Tasa es la mayor procesadora de harina de pescado en el mundo y también está presente en el mercado de productos para consumo humano directo.

No estoy seguro que tanta fue la influencia de Pedro Brescia en las adquisiciones que realizó el grupo en el extranjero a partir del año 2008, pues me parece que se hizo más por influencia de la nueva generación.

Pedro Brescia Cafferata dejó la dirección de las empresas del grupo en el año 2013, aunque habían pasado por lo menos dos años de sus apariciones públicas, es decir, estuvo al menos 60 años al mando de las empresas del grupo, tiempo durante el cual fue parte de la historia del país.

Notas

(1)    Malpica Silva Santiesteban, Carlos. 1988. El Poder Económico en el Perú, Tomo I, p. 134.

(2)    Vásquez Huamán, Enrique. Estrategias del Poder: grupos económicos en el Perú, p. 150.

(3) Malpica, Op. Cit., p. 289

lunes, 1 de diciembre de 2014

Bono de 100 soles de la Revolución de 1874

A lo largo del primer siglo de la vida republicana de Perú hubieron varias revoluciones. Muchas de ellas se financiaban con los recursos de los propios involucrados, pero en otras se emitieron papeles comerciales para financiarlas. Así tenemos que en la guerra civil de 1854, el líder rebelde Ramón Castilla emitió vales de crédito público que fueron aceptados por los comerciantes.(1) Cuando Mariano Ignacio Prado hizo su levantamiento en Arequipa contra el gobierno de Juan Antonio Pezet en 1865, emitió bonos por dos millones de pesos que fueron vendidos en Lima y en Chile.(2) Revoluciones posteriores siguieron este ejemplo.

En el año de 1874 se produce la primera rebelión de Nicolás de Piérola y Villena. Uno de sus amigos, Guillermo Bogardus, adquirió en Glasgow (Escocia) un vapor llamado Talismán, en donde embarcaron armas para hacer la revolución en Perú. El Talismán navegó con bandera británica y estuvo varias semanas en los puertos chilenos de Coronel, Talcahuano y Quinteros.(3)

Se desembarcaban las armas del Talismán en Pacocha (Ilo) el 2 de noviembre de 1874 cuando fue capturado por el blindado Huáscar, que ya estaba al mando de Miguel Grau. Los rebeldes pierolistas pudieron escapar con algunas armas hacia Moquegua por el tren.

Piérola organizó un pequeño ejército de mil hombres en Moquegua y se acuarteló en el pueblo de Torata, zona en donde ya se había realizado una batalla durante la guerra de Independencia (1823) y otros combates en guerras civiles. El 14 de noviembre, Piérola emitió un decreto que autorizaba la emisión de bonos y cuyo dinero recolectado serviría para financiar la revolución. Después de tres semanas de sitio, el domingo 6 de diciembre de 1874 el ejército del gobierno al mando del presidente de ese entonces, Manuel Pardo y Lavalle, asaltó las posiciones de los rebeldes en las alturas de Los Ángeles y al día siguiente vencieron definitivamente a los rebeldes. Piérola pudo reorganizar sus fuerzas y realizó un ataque sobre Arequipa, pero fracasó por la división del ejército que estaba en la ciudad blanca, llegando a su fin la revolución.


Los bonos aparentemente fueron impresos en Chile en diciembre de 1874 y tras el fin de la revolución, quedaron en partidarios de Piérola y hoy estos bonos han sobrevivido por los descendientes de ellos. Aparentemente, intentaron circular estos bonos bajo garantía de Piérola en los años siguientes, inclusive, en plena guerra con Chile, Guillermo Billinghurst  (presidente de Perú 1914-1915) escribió a Piérola que: “El coronel Godínez me dijo hace días que en meses pasados había recibido de poder de don J.T. (que está en Mollendo) soles de los antiguos bonos, que diez mil de éstos habían pasado a manos de Vidal y que creía que éste había dispuesto de algunos. Le indiqué que a todo trance recogiera esos papeles que no tenían ya razón de circular. Vidal dijo que no podía o no quería entregarlos. Usted verá lo que a este respecto se hace. Me disgustan tanto estas informalidades, que desde ahora le suplico me exima de cualquiera comisión sobre este asunto, que no debe usted descuidar”.(4)

El bono de 100 soles

Los bonos que se emitieron durante la revolución de 1874 fueron de valores de 100 y 500 soles. En este artículo veremos los de 100 soles, cuyas medidas son de 284 mm x 195 mm. El ejemplar que tenemos a la vista es totalmente rectangular, pero vimos uno en un libro de la Bolsa de Valores de Lima, la foto de un bono que tiene orejas en el extremo izquierdo que figura como propiedad de un Archivo Personal.(5)

Los bonos fueron impresos por Litografía Gillet de Valparaíso, uno de las más prestigiosas imprentas de Chile y que en años posteriores imprimió los billetes del Banco de Tacna bajo administración chilena, los vales de empresas como la Compañía Esplotadora de Lota y Coronel, Eusebio Ibar, entre otras.

El bono es de fondo blanco con letras y con marco celeste en el anverso. En la parte superior dice La República del Perú y debajo de este título está el escudo nacional y a cada lado del escudo, un logo con el número 100. Abajo del escudo hay un rectángulo en donde iba el número del bono en color rojo. La firma de Piérola está en la parte inferior derecha. En la parte central dice Cien Soles y letras cursivas que dicen “Reconocen al portador del presente título la sume de Cien Soles (en la parte central del bono, bastante resaltado a la vista) y los intereses que hubiese devengado desde la fecha a razón del Uno por ciento mensual, pagaderos en moneda corriente, en los términos del supremo decreto de 14 de noviembre de 1874”.

En el reverso del bono está el decreto del Gobierno Provisorio de Piérola fechado en Torata el 14 de noviembre de 1874. El decreto dice que se emitirán bonos al portador de 100 y 500 soles por un valor nominal de un millón de soles, que tendrán un interés mensual de 1% desde que sean emitidos, que se podrán usar como efectivo para el pago en las aduanas controladas por el Gobierno Provisorio, que se amortizarán apenas el Gobierno Provisorio entre en posesión de las rentas nacionales y que la Comisaría General del Ejército cubrirá sus créditos pendientes con estos bonos al tipo de 75%.

Notas
(1)    Basadre Grohmann, Jorge. 1998. Historia de la República del Perú 1822 – 1933, tomo 4, p. 824.
(2)    García Belaunde, Víctor Andrés. 2014. El Expediente Prado, pp. 114-117.
(3)    López Martínez, Héctor. 1993. Historia Marítima del Perú, Tomo IX, volumen 1, pp. 405-409.
(4)    Milla Batres, Carlos. 1970. Guerra con Chile: La campaña de Tacna y de Lima (Documentos Inéditos). Introducción y notas de Rubén Vargas Ugarte, pp. 49-51. Carta de Billinghurst, Arica diciembre 17 de 1879
(5)    Giesecke Sara-Lafose, Margarita. 1997. La Bolsa de Valores de Lima: 140 años de historia, p. 31.