Como
la distorsión de un acontecimiento se convierte en mito
El jueves 13 de enero de 1881 se llevó a cabo la
batalla más grande que hubo en Perú y la segunda más grande de Latinoamérica, superada
solo por la batalla de Tuyutí. El ejército chileno (24,000 hombres) venció al ejército
peruano (19,000 hombres) en la línea de San Juan, ubicada en los actuales
distritos de Chorrillos, Surco y San Juan de Miraflores. Después de la batalla
se originaron los hechos de triste recordación que terminaron en la destrucción
de Chorrillos, en esa época, un bello balneario de 3,850 habitantes con calles
que “apenas tienen tres metros de ancho y son verdaderos callejones”.(1)
El comandante William Alison Dyke Acland, marino
británico del HMS Triumph (luego fue
almirante y barón), estuvo agregado como observador en el ejército chileno y
sobre lo que ocurrió al día siguiente de la batalla, el 14 de enero, escribió
que “varios ingleses, mujeres y niños, que habían estado en el pueblo de Chorrillos
ayer, habían sido trasladados al Cuartel para su seguridad” y que una “mujer
italiana, cuyo marido había sido asesinado en su dormitorio, también había sido
traída”. También contó que con el Sr. Scott, un gasfitero, fue a visitar su
casa, y encontraron que todo había sido saqueado, “y uno de sus trabajadores,
un inglés, estaba tirado en uno de los cuartos con los sesos destrozados”. Entre
otras cosas, agregó que fue baleado por tres soldados borrachos.(2) Lo
relevante para el presente estudio es su mención sobre la mujer italiana cuyo
esposo fue asesinado porque fue es el único testimonio de la época que la
menciona.
El testimonio de Acland fue publicado en 1881 en un
folleto llamado “Six Weeks with the Chilian Army” pero circuló limitadamente y
no fue conocido en el país hasta que en el siglo XX fue traducido al español
por Alberto Tauro del Pino y Celia Wu Brading en publicaciones separadas.
EL ASESINATO
DE LEONARDI
El jefe de la ocupación chilena de Lima, Patricio
Lynch, tuvo que lidiar con los reclamos de los extranjeros por la destrucción
de Chorrillos, Barranco y Miraflores, entre ellos, el asesinato de italianos en
Chorrillos.(3) Uno de estos debió ser la muerte de Jean-Baptiste Leonardi.
Revisando los oficios que envió el ministro
plenipotenciario de Gran Bretaña en Perú, Spenser St. John, a la Secretaría de
Relaciones Exteriores de su país, en uno de ellos anexó la declaración del
francés Charles Orengo sobre el fusilamiento de tres italianos, un francés y un
portugués el 14 de enero (ver aquí)
y la declaración de Dolores Hernandez sobre el asesinato de su esposo el 13 de
enero.
Dolores Hernandez viuda de Leonardi, natural de
Guayaquil, realizó su declaración en Lima el 5 de febrero de 1881 en la
Cancillería de la Legación de Italia ante Pierre Noble Perolari-Malmignati,
vicecónsul y secretario de la Legación italiana, de la cual se encargaba
provisionalmente ante la falta de un ministro. Junto a Dolores Hernandez se
presentaron Inocent Leonardi, Paul Deltodesco, Fidèle Giovannini y
Jean-Baptiste Bottazzi, los tres primeros naturales de Montecrestese y el
último de Pozzolo (Novi), todos ellos comerciantes de Chorrillos.
El testimonio de Dolores Hernandez sobre el
asesinato de su esposo es el siguiente (está en español):
“Que como á las diez de la mañana del día trece de
Enero pasado la declarante se encontraba en cama, después de tres días de
parida, en la última pieza de la pulpería de propiedad del finado de su marido,
Juan Bautista Leonardi; á esta hora las tropas chilenas victoriosas rodeaban la
pulpería, y no pudiendo escaparse ni su esposo ni ella por el estado de su salud,
se encerraron en su pulpería; pero algunos soldados chilenos rompieron las
chapas con tiros de rifle y entraron, amenazando de muerte á ambos y á su
tierno hijo de tres días, insultándolos por ser italianos y diciendo que como
tales, tenían que morir; el nombrado Leonardi logró por algún tiempo, con
ruegos y ofreciendo todo lo que poseía, salvar su vida y la de sus deudos; pero
en fin, los soldados, después de haber saqueado toda la pulpería y casa
habitación, hasta dejar desnuda a la declarante, hicieron tomar asiento á dicho
Leonardi encima de la cama junto a su esposa e hijo, y dos entre ellos
dispararon sus rifles contra él, que quedó muerto en el acto. La declarante fué
salvada por un capitán del ejército chileno, que la entregó al Estado Mayor después
de haberle proporcionado un traje para cubrirse. La Hernandez fué conducida al
hospital de sangre de Chorrillos, adonde quedó hasta el día diez y siete de
Enero, que fué puesta en libertad y se refugió en Lima”.(4)
Inocent Leonardi, Paul Deltodesco y Jean-Baptiste
Bottazzi fueron a Chorrillos el 19 de enero, a la casa de donde vivió Juan
Bautista Leonardi (o Jean-Baptiste, según la declaración este en español o
francés), en la calle del Tren N° 62 y ellos encontraron el cadáver de Leonardi, al que reconocieron
perfectamente. “Él todavía estaba en la cama, como dijo su esposa”.(4)
Fidèle Giovannini dijo que “regresó a dicho lugar
el 21 de enero, y encontró el cuerpo de Leonardi quemado en el mismo lugar
indicado por su viuda y los testigos antes mencionados”.(4)
Estuve revisando diversos periódicos desde 1881
hasta 1890 y no encontré que se haya publicado los testimonios de estas
personas, por lo que parece que permaneció inédito hasta ahora.
No tengo ninguna duda de que Dolores Hernandez es
la mujer que describe William Acland en su testimonio.
LA DEMANDA
DE DOLORES HERNANDEZ AL ESTADO CHILENO
Después de la guerra, se instalaron tribunales de
arbitraje para resolver los reclamos de extranjeros por los daños ocasionados
por las fuerzas armadas de Chile. Dolores Hernandez presentó el Reclamo N° 263
al Tribunal de Arbitraje Ítalo-chileno por el asesinato de su esposo.
Dolores Hernandez no solo se presentaba como viuda,
sino como representante de Juan Bautista, hijo del fallecido Bautista Leonardi.
Hernandez solicitó una indemnización de perjuicios por 30 mil soles plata.
El 5 de enero de 1888 en Santiago, el tribunal se
declaró incompetente porque “no se ha presentado certificado consular, ni
documento alguno, para acreditar el carácter de súbdito italiano de dicho
Bautista Leonardi, i estimado deficiente la prueba testimonial, única rendida
para comprobarlo”.(5)
Era imposible para Dolores Hernandez ganar el caso
solo con su testimonio. Tenía que haberse presentado el testimonio de algún
chileno (tal vez del capitán que la rescató) como testigo, pero en ninguno de
los casos que he revisado de los tribunales de arbitraje, jamás se presentó un
miembro de las fuerzas armadas de Chile confirmando que lo dicho por el
demandante.
LA DAMA DE
CHORRILLOS
Las memorias de los sobrevivientes o combatientes
de un conflicto bélico son bastante interesantes y leídos porque tienen relatos
crudos y desconocidos de la guerra. Un defecto de las “memorias” es que muchas
veces fueron escritas varios años después de los hechos y la memoria de una
persona es traicionera: se olvidan cosas, se recuerdan de cosas que nunca
sucedieron o se relatan mal los hechos, y esto último pasó en un episodio
relatado por el chileno Alberto del Solar, oficial del regimiento Esmeralda.
Del Solar narra el incendio de Chorrillos y entre
sus anécdotas, relata que un prisionero le contó que mientras andaba por las
calles de Chorrillos, escuchó el grito de una mujer y al entrar a su casa, la
vio rodeada de 20 soldados ebrios (supuestamente peruanos porque lo llamaban
capitán) y a su esposo, un italiano de 30 años, muerto. La mujer era “alta,
rubia, mórbida, excepcionalmente bella y de no más de veinticinco años de edad”.
Como los soldados decían que la mujer “es nuestra”, ella pidió que la matara “en
el caso de que no pueda salvar mi honra” y por eso la mató de un disparo en la
sien.(6)
Pienso que la mujer de ese relato se basa en
Dolores Hernandez, solo que con varias deformaciones en la historia: los
soldados que asesinaron a su esposo y la violentaron eran chilenos y no
peruanos, fue un capitán chileno quien la rescató y ella no murió, sino
sobrevivió y años después, como ya vimos, solicitó una indemnización al Estado
chileno a través de un tribunal de arbitraje.
Así como el británico Acland, tal vez peruanos
(prisioneros del Ejército chileno) se enteraron de la historia de esta mujer y
con el paso de los años, se deformó la verdad hasta convertirse en un relato
que aparece en el libro “Nuestros Héroes”, recopilación de anécdotas verdaderas
y cuentas de la guerra.
En uno de los relatos de “Nuestros Héroes” de Nicolás
Augusto González, llamado “El Incendio de Chorrillos”, cuenta que los soldados
ebrios del regimiento chileno Buin entraron a una casa en Chorrillos, le
pidieron a una anciana la llave de las cómodas a quien luego golpearon y después
violaron a una joven de 22 años. La joven se recuperó después, tomó un rifle
Remington y aprovechando que los soldados estaban ebrios, mató a cinco de
ellos. La joven luego se suicidó arrojándose al mar desde el muelle.(7)
No he encontrado en libros, periódicos y archivos
de la época un relato como el narrado por Nicolás Augusto González, por lo que pienso
que también puede ser el de la misma Dolores Hernandez, pero deformado como lo
hizo Alberto del Solar.
NOTAS
(1) Mariano F. Paz Soldán. 1877. Diccionario
Geográfico Estadístico del Perú, p. 318. Lima: Imprenta del Estado, calle de la
Rifa.
(2) William A. Dyke Acland. Informes sobre la
Defensa de Lima, p.98; en: Revista San Marcos N° 20 de 1879, Lima: Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
(3) Patricio Lynch. 1882. Memoria que el Jeneral en
Jefe del Ejército de Operaciones en el Norte del Perú presenta al Supremo
Gobierno de Chile, p. 114. Lima:
Imprenta Calle de Junín Núm. 255.
(4)
Public Record Office. 1882. Correspondence respecting the conduct of war
against Peru by Chile 1879-81, pp. 64-65.
(5) Tribunal Arbitral Ítalo-chileno. 1891. El
Tribunal Ítalo-chileno en las reclamaciones deducidas por súbditos italianos
contra el gobierno de Chile 1884-1888, p. 329.
(6) Alberto del Solar. 1910. Diario de Campaña, pp.
114-118. Disponible en: ˂http://www.laguerradelpacifico.cl/Biblioteca/diario%20de%20campana.pdf˃ Visitada el 11 de enero del 2018.
(7) Nicolás Augusto González. 1903. Nuestros Héroes.
Episodios de la Guerra del Pacífico 1879-1883, pp. 149-153. Lima: J. Boix
Ferrer, editor.
muy interesante articulo, saludos ;)
ResponderBorrarMuy bien Ernesto. Saludos.
ResponderBorrarHola, su blog esta muy interesante y lleno de datos , en un parte dice que : ' Estuve revisando diversos periódicos desde 1881 hasta 1890 ' mi pregunta es donde se puede acceder a estos periodicos o como ? muchas gracias por la info. Saludos
ResponderBorrarPuede ser la misma historia y distorsionada como dice, o puede ser diferentes historias, solo que apenas contadas y sepultadas por el tiempo. Tantas cosas terriblemente horribles que suvedieron en aquel día, que jamás nos enteraremos.
ResponderBorrarEs un tanto disfuso y confuso el artículo.
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