De la guerra de 1879 se han
publicado las memorias o testimonios de varios soldados chilenos, como las de
Hipólito Gutiérrez (“Crónica de un soldado de la Guerra del Pacífico”), Justo
Abel Rosales (“Mi campaña al Perú”), Arturo Benavides Santos (“Seis años de
vacaciones”), entre otros.
En cambio, por el lado peruano estas
escasean. Lo más rescatable (no incluyo la de Andrés A. Cáceres por ser del
alto mando) son los 5 librillos de “Recuerdos de la Guerra con Chile (Memorias
de un distinguido)” de José Torres Lara, en donde destaca su narración de
las batallas por la defensa de Lima. También sobresale “Impresiones de un Reservista”
de Manuel González Prada, pero sale incluido en su compilatorio “El tonel de Diógenes”.
Espero que las memorias de
algunos sobrevivientes peruanos de la guerra aún queden en manuscritos
conservadas por sus descendientes. Una de ellas es la de Fernando Chávarri,
quien fue soldado del batallón Lima N° 8 en la campaña del sur en 1879-1880, el
cual estaba al mando del teniente coronel Remigio Morales Bermúdez, que después
fue presidente del Perú 1890-1894.
En un reportaje del diario El
Comercio del martes 10 de agosto de 1948 sobre tres peruanos que estuvieron en
la batalla de Tarapacá (27/11/1879) en el batallón Lima N° 8, aparece extractos
de una crónica que escribió Chávarri sobre la Campaña del Sur. Es una lástima que
esta crónica no fuera publicada después en su totalidad, pues se trata de la
única escrita por un soldado raso peruano sobre la guerra con Chile.
A continuación, un fragmento de
lo publicado:
“… el sargento 2° Dionisio
Morales Bermúdez, sumamente cansado, llevaba su maletera colgada sobre las
caderas en lugar de la espalda. El capitán de la compañía, sin duda por
tratarse del hijo del 1er jefe del cuerpo, lo hizo cabalgar a la grupa del
mulo. El citado jefe teniente coronel don
Remigio Morales Bermúdez – al ver de que un individuo de tropa estaba
cabalgando, se le aproximó y le dijo ¿qué tiene usted? A esta pregunta el
sargento contestó como sigue: PAPA estoy muy cansado. A dicha respuesta, el mencionado
jefe lo apostrofó MUY MALAMENTE y le dijo: “No soy su padre. Soy su comandante;
pie a tierra y a la derecha del batallón” y en seguida le dio un par de
riendazos. Todos nosotros al ver esto, decíamos: si eso hace con su hijo, a
nosotros nos fusilan…
… El día 27 de noviembre, en
momentos de que nos preparábamos para continuar la marcha – según se dijo – con
dirección a Arica; siendo las 12 del día llegó un propio mandado por el señor
General en Jefe del Ejército, con orden de que, inmediatamente contramarcharan
las dos divisiones porque en la ciudad de Tarapacá se estaba librando una gran
batalla. Partimos inmediatamente y a las TRES de la tarde, llegamos al río,
lugar en el que estaba el señor coronel Suárez, Jefe de Estado Mayor General
del Ejército, quien dispuso que el batallón Puno N° 6 subiera el cerro por el
costado derecho. Que nuestro batallón LIMA N° 8 continuara por el centro de la
población y subiera al cerro por el camino real; y que la 1ª División pasara
por la quebrada a ocupar HUARASIÑA. Cuando coronábamos la cima del cerro por
donde subimos – principiaron a caer las CARIÑOSAS balas de los Comblain
chilenos - una de ellas dio muerte
instantánea a nuestro buen compañero Rojas de la 4ª compañía, que, en 2ª fila
cubría la espalda del de igual clase Ricardo Ríos que estaba en la 1ª fila.
Salieron en guerrilla la 1ª y 2ª compañía y siguió combatiéndose hasta las 6 de
la tarde, que cesaron completamente los fuegos”.
En el folleto “Batalla de
Tarapacá” de Pedro Palacios de 1917, aparece Fernando Chávarri en la lista de
calificados de vencedores de Tarapacá como sargento mayor. Lo más probable es
que este grado le fue otorgado años después de la guerra, como reconocimiento
por su participación en dicha batalla.
Después de la campaña del sur,
Chávarri integró el Ejército de Arequipa y luego, el Ejército del Sur
acantonado en Ayacucho, en el batallón 2 de Mayo en 1881 y como tal, estuvo presente
en el infausto combate de Acuchimay, uno de los enfrentamientos entre peruanos
que hubo durante la Guerra con Chile. Tres meses antes de ese combate, las
fuerzas del coronel Gregorio Albarracín se había enfrentado a las fuerzas
enviadas por el coronel Ibarra en el río Apurímac, siendo el destacamento de Albarracín reforzadas por una compañía del 2 de Mayo.
Ese Ejército del Sur estaba
conformado por tres batallones de infantería y una batería de artillería de
cuatro cañones Blakely de 4 libras.
Durante la década de 1920, los
hijos del coronel Arnaldo Panizo publicaron el libro “El coronel Arnaldo Panizo
y el combate de Acuchimay el 22 de febrero de 1882” el cual incluye una carta
de Fernando Chávarri de esa época en donde narra el combate. La carta a
continuación:
“Muy estimado amigo:
En respuesta á la suya, que
antecede, me es grato manifestarle lo siguiente:
Que el 22 de febrero de 1882, á
las 8 a.m., túvose noticia en Ayacucho de que las fuerzas á ordenes del Sr.
General Andrés A. Cáceres, habían amanecido tomando disposiciones de combate en
el barrio de “Carmenca” de dicha ciudad.
Confirmada esta noticia por las
comisiones destacadas por el Estado Mayor de la División y por el toque de “Generala”
ejecutado por un corneta de órdenes, dispuso la Superioridad que las fuerzas de
la Guarnición, compuesta de una batería de Artillería – Batallones “2 de Mayo”,
“Libres del Cuzco” y “General Pérez”, tomaran las armas y se concentraran en la
Plazuela Belén.
Hecha la concentración, se oyeron
tiros aislados de fusil tanto en la ciudad como en el citado barrio de “Carmenca”,
por lo que se dispuso el desfile de la fuerza hacia el cerro “Acuchimay”, el
que se efectuó en el mejor orden, no obstante el fuego que en mayor proporción
hicieran los hijos del lugar en la ciudad, y para contenerlo, se mandó una
compañía de “Libres del Cuzco”.
Al llegar á la cima del “Acuchimay”,
la Artillería descargó su material, poniéndose en batería, formando una columna
de compañía, á cincuenta metros á la derecha de ella y bajo abrigo, el Batallón
“2 de Mayo”, en el que prestaba mis servicios como Subteniente de la 6a. Compañía.
Minutos después se oyó un fuego rápido en la población, y poco después un tiro
de cañón disparado del citado barrio de “Carmenca” sobre nuestras tropas, el
que no pudo ser contestado inmediatamente, por nuestra Artillería, por haberse
notado inutilización en algunos saquetes.
Con este motivo, el Sr. Coronel
D. Enrique Bonifaz, Jefe de Estado Mayor de la División, ordenó que el Batallón
“2 de Mayo” destacara una compañía a órdenes de sus respectivos comandantes, Capitanes
D. Lucas Gao y Vicente Rodríguez, á tomar posiciones determinadas, y que el
Coronel D. Agustín Moreno, Jefe del batallón, desfilara con las demás compañías
hácia “Carmenca”, donde fuimos recibidos con descargas hechas por los batallones
“Zepita” y “Tarapacá” que se encontraban parapetados en las diferentes tapias
que dominaban el camino, empeñándose por consiguiente un combate sangriento, el
que fué suspendido por haberse recibido noticia de que el Sr. General Cáceres
personalmente, había hecho prisioneros a los señores coroneles D. Pedro Mas, D.
Arnaldo Panizo y D. Enrique Bonifaz y demás jefes, oficiales y tropa existentes
en el mencionado cerro. Convencido de este hecho, nos replegamos á la plaza
principal de la ciudad, en la que se dispersó la poca tropa que nos acompañaba.
Una vez prisionero en la quebrada
de “Cangari” (jurisdicción de la provincia de Huanta) el día 23, tuve noticia,
por los compañeros de prisión, que el fuego rápido iniciado en la ciudad, había
sido con motivo de la sublevación del Batallón “General Pérez” que, muerto su jefe,
Señor Coronel Feyjóo, y sin poder ser contenido por sus oficiales, emprendió la
tropa desordenada fuga.
Por los pequeños datos que doy a
Ud., fiel expresión de la verdad, se ve claramente, que no fue la división
comandada por su digno señor padre, Coronel D. Arnaldo Panizo, la que recibió a
cañonazos a las fuerzas del Benemérito Sr. General Cáceres, sino que estas, tal
vez equivocadas con los disparos del batallón sublevado o por los hechos de la población
sobre nuestras tropas , hicieron el primer tiro de cañón que sirvió de señal
para la lucha fratricida que tantas vidas y sangre costó.
De Ud. afectísimo amigo y S. S.
Firmado – Fernando Chávarri”.
Como todos los prisioneros del combate de Acuchimay fueron incorporados al Ejército del Centro, lo más probable que Chávarri después haya participado en la Campaña de la Resistencia bajo el mando de Cáceres.
Felicitaciones interesante artículo
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