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Ingeniero en Industrias Alimentarias de la Universidad Nacional Agraria La Molina, pero que se dedica a un montón de cosas, como escribir en sus ratos libres. Gusta de política, economía, fútbol, música, entre otros. Hobby principal: investigación histórica, principalmente a la Guerra con Chile, y también investiga sobre el actual desarrollo de las empresas peruanas. Es coautor del libro "La Última Resistencia. La batalla en el Morro Solar de Chorrillos el 13 de enero de 1881".

domingo, 23 de noviembre de 2014

Dos ejemplos de la falta de veracidad de las Memorias de Cáceres

Tenía 10 años cuando leí el primer libro que de la guerra con Chile: “La Guerra del 79: sus campañas (Memorias)” de Andrés A. Cáceres, de la editorial Milla Batres, la tercera edición del año 1973. A partir de la lectura de estas memorias es que me interesó el tema de este conflicto bélico, pero en el último lustro he aprendido a no tomar tan en serio la versión que aparece en estas memorias, que en verdad fueron redactadas por Julio C. Guerrero, como lo señala el prólogo de la obra.(1)

Guerrero fue un buen articulista. He leído varios artículos de él en el diario El Callao de la década de 1930, tanto de temas políticos, como militares e internacionales. Nadie mejor que él pudo redactar las Memorias de Cáceres, una obra bien narrada.

El historiador Francisco Yábar fue el primero que comparó las ediciones de los años 1924, 1973 y 1986 de las Memorias de Cáceres redactadas por Guerrero y se dio que cuenta que habían pequeñas variaciones en “párrafos enteros omitidos o transformados y, aunque en el fondo histórico sigue siendo el mismo, muchas veces se observan incongruencias y discrepancias entre ellas”.(2)

En un post anterior yo también hice notar que la propuesta de un ataque nocturno a Chorrillos después de la batalla (13/I/1881) no era sólo propuesto por Cáceres como dicen sus Memorias, sino también por Canevaro (ver aquí). Es por esta razón que no debemos tomar por cierto todo lo que se dice en las Memorias de Cáceres, tanto porque no fue escrito por él como porque es una versión de parte y debemos contrastarlos con otras versiones y con documentos de la época. A continuación, dos ejemplos en los que las Memorias de Cáceres estarían erradas

¿LOS CHILENOS BUSCABAN A CÁCERES?

En los últimos años he visto en varios programas de televisión y artículos de internet, basándose en el relato de las Memorias de Cáceres, que “los chilenos buscaron a Cáceres afanosamente”.(3) Creo que exageran. En las Memorias de Cáceres redactadas por Guerrero efectivamente dicen que apenas el ejército chileno ingresó a Lima (17/I/1881), buscó a Cáceres en la ambulancia de San Pedro y él fue ocultado por el personal en la celda superior de los jesuitas, pero que los chilenos dejaron dicho que el objeto era de saludarlo en nombre del general Baqueano y ofrecerle toda clase de garantías. La misma Memoria dice que el entonces coronel Cáceres, pasó luego al domicilio de Gregorio Real, en “donde residía también el ministro del Brasil” y que finalmente se “trasladó ocultamente” a su casa.(4) Si los chilenos en verdad buscaban afanosamente a Cáceres, ¿no hubiera sido mejor buscarlo en su casa?

Pienso que tras la ocupación de Lima, los chilenos no tomaron precauciones y dejaron con poca o nula vigilancia a los jefes y oficiales del ejército peruano. Solo permanecieron presos en la Isla San Lorenzo los que fueron hechos prisioneros en los campos de batalla, aunque después de algunas semanas fueron liberados. El único caso que conozco de un jefe peruano arrestado en los primeros meses de la ocupación es del capitán de navío German Astete, quien fue apresado porque no se presentó a las autoridades chilenas como ellos lo ordenaban.(5) Las Memorias redactadas por Guerrero también dicen que se obligaba a todos los jefes y oficiales del ejército peruano en Lima a presentar su domicilio a las autoridades chilenas, pero que Cáceres nunca lo hizo.(6)

Revisando un diario chileno impreso en Lima en aquellos días, llamado La Actualidad, encontré varias listas de peruanos heridos en las batallas de San Juan (13/I/1881) y Miraflores (15/I/1881) en los diversos hospitales. En la edición N° 10 del 31 de enero de 1881, La Actualidad publicó una lista de los heridos peruanos que están en el Hospital de Sangre La Cruz Blanca, encabezando la lista el coronel Andrés A. Cáceres, con la nota de “salió a su casa”. (7)

La Actualidad, enero 31 de 1881

Esto demuestra que los chilenos sabían la ubicación de Cáceres en Lima y que no lo capturaron porque subestimaban a Perú en ese entonces. Los chilenos creían que con la toma de Lima ya tenían al Perú rendido y esperaban solo la firma del Tratado de Paz, pero no con Piérola a quien veían como su mayor enemigo, sino con cualquier grupo político que estuviera de acuerdo a una paz con cesión territorial. En esos momentos, Piérola intentaba de organizar fuerzas armadas en los departamentos no ocupados por Chile y aparentemente se negaba a una paz con cesión territorial. Las autoridades chilenas subestimaron mucho lo que podía hacer Cáceres y eso explica que no lo capturaran cuando estuvo en su casa y que después no tuvieran mayor vigilancia en el Ferrocarril Central Andino, que usó Cáceres para salir de Lima e ir a encontrarse con Piérola.

SE VA EN TREN

Otra cosa que pongo en duda de las Memorias es que dice que Cáceres salió de Lima en la mañana del 15 de abril de 1881, tomando el tren a Chicla en la estación de Viterbo. Yo encontré, también en el diario La Actualidad, un aviso las tarifas y horarios de salida del tren a Chicla. Resulta que en esa época los trenes a Chicla se tomaban en la estación de Monserrate y no en Viterbo, que era la primera estación del tren que llegaba desde el Callao, mientras Monserrate era la última estación en Lima. Además, el aviso menciona que el tren salía los martes, jueves y sábados, pero el 15 de abril cayó viernes. Si Cáceres tomó el tren para salir de Lima, tuvo que ser el jueves 14 o el sábado 16, porque el viernes 15 no salía ningún tren a Chicla.(8)

La Actualidad, abril 9 de 1881

En el  mismo aviso sale que el superintendente del Ferrocarril Central Trasandino era Federico Stuven, el ingeniero chileno que acompañó la expedición Lynch en la destrucción de la costa norte peruana en el año 1880.

CONCLUSIÓN

Las Memorias de Cáceres redactadas por Guerrero es una de las mejores obras peruanas sobre la Guerra con Chile pero como dije al inicio, no todo lo que ahí se dice puede ser cierto. Lo malo es que las cosas ahí escritas las están exagerando.

Nota
(1)    Cáceres, Andrés A. 1973. La Guerra del 79: sus campañas (Memorias), p. IX.
(2)    Yábar Acuña, Francisco. 2009. La Campaña de la Resistencia en los Andes 1881-1883, tomo I, p. 35.
(3)    Facebook de Sucedió en el Perú del 19 de noviembre del 2014
(4)    Cáceres, Op. Cit., p. 88.
(5)    Periódico La Actualidad. Lima, Marzo 17 de 1881. “Crónica”
(6)    Cáceres, Op. Cit., p. 88.
(7)    La Actualidad. Lima, Enero 31 de 1881. “Relación Nominal de heridos que se medicinan en el Hospital de Sangre de la Cruz Blanca”
(8)    La Actualidad. Lima, Abril 9 de 1881.

4 comentarios:

  1. Comparto el punto, tras la batalla de Lima, los chilenos más bien parecieron asumir que la guerra llegaba a su fin, ello explicaría la desmovilización de principios de 1881, en efecto, se retiraron del teatro de operaciones una buena cantidad de tropas de la Guardia Nacional Movilizada, que eran muy veteranos (regimientos y batallones como el “Atacama”, “Coquimbo”, los “Navales”, etc.), junto con estas unidades “se van a casa” la mayor parte de los oficiales superiores del Ejército, Baquedano (Jefe del Ejército), Maturana (Jefe de Estado Mayor), Velásquez (Jefe de la Artillería), Emeterio Letelier (Jefe de la Caballería), Lynch (Comandante de la 1° División), Sotomayor (Comandante de la 2° División).
    Por esas fechas también se desmovilizó una gran parte de la Guardia Nacional Movilizada, quedando como fuerza de ocupación al norte del río Sama, unos 10.000 hombres (recordemos que el ejército chileno tenía a fines de 1880 movilizados cerca de 41.000 hombres, de los cuales marcharon a Lima unos 25.000)
    Respecto del Ejército del Sur Peruano y el Ejército de Reserva de Arequipa, últimos grandes cuerpos de tropas peruanas organizados, aparentemente no se les tenía como un gran peligro.
    Yo diría que solo a fines de Abril o principios de Mayo, se comenzó a asumir que la guerra no estaba terminada, y eso obligó a organizar verdaderamente la ocupación, enviando como Comandante en Jefe a Lynch, quien reorganizó al ejército, lo reforzó hasta alcanzar una fuerza de unos 17.000 hombres, y creo todo un aparato administrativo en los territorios ocupados.
    Aparte, lo de la visita de buena voluntad a Cáceres, esta pudo ser bastante real, en efecto, hay un antecedente tras la batalla de Tacna, se procedió de la misma forma con el General Jofré de Bolivia, enviándose un oficial en su búsqueda para ofrecerle los saludos de Baquedano y los servicios que necesitará a causa de su herida en el campo de batalla.

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  2. Las memorias incompletas de Cáceres, lo mismo que los escritos de su hija ,fueron escritas 40 años después de la guerra, ya la memoria de hechos tan variados y complejos, se nubla y por tanto, sin prescindir de ella no son totalmente confiables.

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  3. Señor ingeniero con todo respeto le digo a usted que hay que tener mucho cuidado con las palabras utilizadas, sobre todo si voy a colocar un título y una reseña en la que que indica que Cáceres faltó a la verdad, el término "falta de veracidad" hace suponer que el Mariscal mintió a propósito; claro, en el texto al final usted se retracta y dice "Las Memorias de Cáceres redactadas por Guerrero es una de las mejores obras peruanas sobre la Guerra con Chile". Hay que tener mucho cuidado con lo que se expresa en un texto, más cuando es de difusión histórica (y claro, es importante tener ciertas nociones de metodología de investigación, cosa que imagino usted domina). No basta tener como hobby la investigación histórica, también hay que tener bagaje y seriedad. Ahora bien siendo un texto de difusión que es lo que pretende usted hacer, sería bueno dejar claras cosas oscuras, hacer digerible lo enrevesado y dar un comentario objetivo y desapasionado

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  4. Triste "disernimiento" viniendo de otro peruano. Lamentable por decirlo menos.

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