No es mucho lo que se ha escrito de los bancos peruanos en el siglo
XIX. La mejor obra sobre este tema es “Historia de los bancos en el Perú” de
Carlos Camprubí Alcázar, pero sólo abarca el período 1860-1879, durante el cual
los bancos privados emitieron sus propios billetes, los cuales hoy son
apetecidos por los coleccionistas. No sabemos exactamente que pasó con los
bancos durante la guerra con Chile. De los ocho bancos en Lima (incluyendo dos
hipotecarios) y cinco bancos en provincia que existían antes de la guerra, solo
sobrevivieron tres en Lima, además de uno que se fundó en plena ocupación
chilena de Lima (1881): el Banco Comercial. Además de los libros de la historia
del BCP, el único estudio del siglo XX que he visto sobre el desarrollo de los
bancos peruanos después de 1881 es “Banqueros en conflicto: estructura
financiera y economía peruana: 1884-1930” de Alfonso Quiroz Norris, pero sólo
se enfoca en dos bancos: del Callao y de Londres, México y Sudamérica. Este año
fue publicado el libro “El Banco de Arequipa 1871-1882” de César Corrales López
–un especialista en billetes peruanos-, que es el primero que se hace sobre un banco
de provincia del siglo XIX, llenando una parte de ese gran vacío que falta
cubrir. Un libro que sirve para el estudio de los bancos, aunque es especifico
sobre billetes, es “El billete en el Perú” de Eduardo Dargent Chamot.
De acuerdo a Camprubí, en junio de 1880 los accionistas del Banco del
Perú aprueban la liquidación del banco y a fines de 1880 los bancos de la
Providencia y Nacional avisaron que devolverían los depósitos mientras el Banco
Garantizador traslada sus bienes a la embajada de Estados Unidos.(1) Es necesario completar esta información.
En la imagen a continuación, se pueden apreciar certificados de
acciones de los bancos de La Providencia y Nacional respectivamente, demostrando que hubo transacciones de las acciones de estos
bancos hasta 1882 por lo menos, cuando debieron dejar de operar.
Certificados de acciones de los bancos La Providencia (izquierda) y Nacional (derecha)
A inicios de 1879 circulaban billetes de los bancos del Perú, de Lima (en liquidación), Nacional y Providencia y de la Compañía de Obras Públicas –de Henry Meiggs- garantizados por el Estado, pero la Ley del 27 de enero de ese año, dispuso su canje por nuevos billetes,(2) que fueron emitidos por la Junta Administradora y de Vigilancia de la Emisión Fiscal, llamados en su época como billetes de emisión fiscal y que en la actualidad los coleccionistas llaman billetes de la “República del Perú”. El canje no se terminó por las dificultades económicas de la guerra –se efectúo un canje de una pequeña cantidad- y las emisiones de todos estos billetes circularon juntos esos años.
Billetes de 2 soles del Banco Nacional, 4 soles del Banco del Perú y 5 soles de la Compañía de Obras Públicas
Por decreto del 23 de marzo de 1880, se crea la nueva unidad
monetaria, el Inca de oro,(3) del cual se llegaron a emitir billetes por el decreto
del 18 de octubre de 1880.(4) La existencia de dos unidades monetarias en
billetes en circulación en 1881 agravó la crisis económica peruana,
complicándose más con la circulación de billetes de pesos chilenos.
El general Pedro Lagos, jefe chileno de la ocupación de Lima, ordenó
en abril de 1881, que se acepten los billetes de pesos chileno con un tipo de cambio de S/.
10 por peso,(5) porque muchos chilenos en Perú recibían su sueldo en pesos y
está moneda no era aceptada en el interior del país. Ante esta situación, un
decreto chileno ordenó que los billetes de pesos chilenos se acepten como medio
de pago en la aduana del Callao.(6)
Billetes de emisión fiscal de 2, 5 y 20 soles
La división entre los políticos peruanos en plena guerra agudizaba la
crisis del billete. Mientras Nicolás de Piérola instauraba su sede de gobierno
en Ayacucho, un grupo de opositores civilistas y pradistas, con anuencia de los
chilenos, establecía un gobierno paralelo en Magdalena (Lima) con Francisco
García Calderón -quien era presidente del Banco de La Providencia y director de la Compañía de Obras Públicas- como presidente. El gobierno de García Calderón emitió nuevos
billetes de soles, de los que una parte usó para canjearlos por incas y de esta
manera, sacar esta moneda del mercado. De esta forma, en ese tormentoso año de
1881, mientras los billetes de incas no eran aceptados en Lima, si eran
recibidos en Arequipa, Jauja y el resto del país en donde Piérola conservaba su
autoridad.
Además de los billetes de soles, incas y pesos chilenos, aún
circulaban los billetes de soles de los bancos privados cuya emisión era
anterior a la guerra. Una crónica del Callao publicada en el diario chileno La
Situación de Lima (03/03/1882), decía que los soles peruanos no eran admitidos por el comercio por estar
sucios y deteriorados y que no había donde cambiarlos.
“¿Se piensa hasta donde nos llevaría este sistema de no admisión de
los billetes peruanos, por el malicioso motivo de no estar nuevos o limpios?
Quien sufre i se perjudica es la clase pobre”, señalaba la crónica.(7)
Al día siguiente, el mismo diario publicaba que la nota anterior fue
aplaudida por el “comercio entero” y “que un considerable número de
comerciantes va a dirigir en pocos días mas una representación al señor Jeneral
en Jefe del Ejército,(8) pidiéndole tenga a bien poner coto al abuso que están
cometiendo los bancos al negarse a recibir los billetes viejos que ellos tienen
en circulación i por los cuales no ofrecen garantías de ninguna clase”. A
continuación, el diario publicó una carta firmada bajo el seudónimo de “un
extranjero”, en donde no culpaba a los gobiernos de Pardo, Prado y Piérola de la
crisis de los billetes, sino a los mismos bancos:
“Llegaba una persona a cualquier banco i pedía el cambio de una suma
de billetes por oro i la contestación era infalible:
-
No tenemos oro.
Todo lo que se alegase era inútil, aunque la persona pidiese una suma
insignificante para gastarlo a bordo del vapor, si estaba próximo a emprender
viaje. El viajero se veía precisado a tomar soles de plata i dirigirse a los
cambistas pagando un precio por el oro.
Lo contrario de esto sucedía si se pedía plata. El banco alegaba no
tener soles i obligaba a llevar oro, siendo el resultado el tener que acudir al
cambista dando oro por plata i pagando siempre un premio.
Los cambistas que hacían este negocio eran todos ajentes de los
bancos.
… Una cosa parecida es lo que sucede hoi con los billetes rotos. Los
bancos no lo reciben, pero hai especuladores que lo cambian al 3, 4 i 5 p % de
descuento ¿Volverán estos billetes a los bancos? Es lo que importa averiguar”.(9)
Estas noticias sin duda alguna influyeron en las medidas que después
adoptaron los bancos. El 8 de marzo, el diario La Situación publicó que los
gerentes de los bancos establecidos en Lima se reunieron para “acordar la
manera de recojer los billetes deteriorados”. Los bancos Nacional, Garantizador
y de La Providencia cambiarían sus propios billetes, mientras los bancos de
Lima, del Perú, del Comercio, de Londres, México y Sudamérica, la Compañía de
Obras Públicas y la Sociedad Mercantil, cambiarían los billetes inservibles de
la emisión fiscal.(10)
De esta manera, vemos que los por lo menos tres bancos emisores de
billetes operaban regularmente en Lima en 1882, en plena ocupación chilena, sin
conocer el momento exacto en que se liquidaron, tal vez en el mismo año o después,
pero para 1885 ninguno de estos existía.
NOTAS
(1)
Camprubí Alcázar, Carlos. 1957. Historia de los
Bancos en el Perú, p. 412.
(5) Periódico
La Actualidad, 10 de mayo de 1881. Correspondencia de la Estrella de Panamá.
(6) La
Actualidad, 20 de mayo de 1881. Editorial: Medida acertada
(7) La
Situación, 3 de marzo de 1882. Callao: correspondencia de Tirabeque
(8) Obvio
que al contralmirante chileno Patricio Lynch
(9) La
Situación, 4 de marzo de 1882. Crónica: la cuestión soles rotos
(10) La Situación, 8 de marzo
de 1882. La cuestión de los billetes rotos
ario La Situación publicó que los gerentes de los bancos establecidos en Lima se reunieron para “acordar la manera de recojer los billetes deteriorados”. Los bancos Nacional, Garantizador y de La Providencia cambiarían sus propios billetes, mientras los bancos de Lima, del Perú, del Comercio, de Londres, México y Sudamérica, la Compañía de Obras Públicas y la Sociedad Mercantil, cambiarían lo idheas.org/jose-santos-chocano/
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