Algo de lo que se ha hablado muy poco es de los batallones que se formaron en el Cusco y el patriotismo de esta ciudad al comienzo de la guerra de la guerra con Chile.
A inicios de 1879 estaba acuartelado en el Cusco el batallón Zepita N° 2. Al invadir Chile la costa boliviana, el batallón Zepita N° 2 fue movilizado a Tarapacá, pero dejó en el Cusco una fuerza de 100 hombres con oficiales para que sirviera de base para la formación de un nuevo cuerpo del ejército. El 15 de marzo, el Prefecto del Cusco, coronel Francisco Luna, le escribía al Director de Guerra que esta fuerza estaba sin armas y en completa desnudes, y pedía que le enviaran 500 rifles y vestuario para el nuevo cuerpo; le respondieron que le enviarían 500 rifles Chassepot reformados y que quedaba autorizado para adquirir el vestuario necesario.
Debido a los acontecimientos de marzo, se formaron comisiones patrióticas en el Cusco que ofrecían de voluntarios, de tal manera que el Prefecto dispuso el 1° de abril de 1879 que se formaran 4 cuerpos de Guardia Nacional.
El 22 de abril, el Prefecto del Cusco informaba al Ministro de Guerra y Marina, general Manuel de Mendiburu, que el batallón que estaba formando, el N° 9 del ejército de línea, ya tenía 400 hombres; que tenía organizados 11 cuerpos de Guardia Nacional, de los que habían 5 en el Cusco y uno en cada una de las provincias de Anta, Acomayo, Canas, Paruro, Urubamba y Quispicanchis, además que se estaban formando también cuerpos de Guardia Nacional en Calcas, Canchis y Chumbivilcas. Cabe mencionar que los cuerpos de Guardia Nacional eran voluntarios civiles, no estaban acuartelados, no tenían uniformes ni armas, sólo recibían instrucción militar ocasionalmente.
El 27 de mayo se formó una Sociedad de Señoras de Caridad, lideradas por Tomasa Pacheco, para cubrir la necesidad de huérfanos y viudas ocasionados por la guerra con Chile.
La crisis económica se hizo sentir pronto: el 1° de junio el Prefecto del Cusco pedía dinero para cubrir el socorro diario del batallón N° 9 de línea, al mando del coronel Belisario Barriga, pues la prefectura había agotado sus fondos y sólo había recibido 8 mil soles desde que se creó este batallón, siendo tal suma insuficiente. El 20 de junio el Ministro de Guerra aprobó la medida del Prefecto de enviar el batallón N° 9 a Arequipa por carecer de recursos para su manutención, además que el Prefecto expresó que la desesperación de la tropa puede traer funestos resultados.
Debido a que en el Cusco existía una de las pocas fábricas textiles de la época, el Prefecto, por órdenes del Ministro de Guerra, firmó un contrato el 30 de julio de 1879 con la Sra. Antonia Nadal viuda de Garmendia, dueña de la fábrica de paños de Lucre, representada por Luis Echegaray, para 18 mil varas de bayetón azul y 21 mil varas de gris. Los bayetones serían enviados a Arequipa para confeccionar 6 mil ternos, el azul sería para confeccionar chaquetas y pantalón y el gris para capotes. El costo sería de S/. 2 para vara de bayetón azul, en moneda sonante de plata y entregado en 5 meses, mientras la vara de bayetón gris costaría S/. 1.60 y entregado en 10 meses a partir de la aprobación del Ministro. El Ministro de Guerra rechazó el contrato el 20 de agosto porque no había urgencia en vestuarios y le parecía inadmisible los plazos de entrega y el pago en plata.
El 18 de agosto el Presidente Mariano Ignacio Prado, quien se encontraba en Arica, telegrafió para que el Prefecto del Cusco se trasladara a Arequipa con una División de 1,000 a 1,500 hombres. Es así que el 2 de septiembre el coronel Francisco Luna, dejando la Prefectura a cargo de Fidel Rueda, sale del Cusco con 2 batallones de Guardia Nacional y en el camino a Arequipa toma al batallón de guardia nacional de Canas para completar su División, llamada División Cuzco. El 1° Vicepresidente, general La Puerta, dispuso que también se movilice el batallón Canchis y el jefe de ese batallón, coronel Martín Álvarez, solicitó al nuevo Prefecto S/. 10 mil para movilizarse. Tras consultar al Director de Guerra en Lima, el Prefecto Rueda recurrió a fondos de la contribución personal, el antiguo tributo indígena, para movilizar el batallón de guardia nacional, los cuales fue difícil recolectar, según informa el Prefecto, por la escasez de recursos. Recién el 11 de noviembre el Prefecto del Cusco pudo dar orden para que se movilice el batallón Canchis. Debido a que había problemas por una posible defección del batallón Canchis advertida por su propio jefe, el coronel Álvarez, este batallón fue escoltado hasta Santa Rosa por una parte del batallón Legión de Honor de la guardia nacional del Cusco.
Ya en Arequipa, el coronel Luna le escribe al Director de Guerra el 11 de octubre que le envíen armamento, munición, vestuario, equipo y menaje para su División y también dijo: “… á consecuencia de la falta de ropa no puede aquella salir al campo de instrucción i además el número de enfermos se viene aumentando diariamente, pues la desnudes es completa”; este pedido lo repite el 12 de noviembre. Suponemos que la División llegó desarmada y sin equipo alguno. El coronel Luna envío una comisión en noviembre para que comprara tela en el Cusco para confeccionar el uniforme del batallón Canas porque era imposible conseguirlo en Arequipa. La corbeta Unión desembarcó el 20 de diciembre en Mollendo 1,500 rifles, con lo cuales se armó a la División Cuzco.
El 30 de octubre el coronel Luna le comunica al Director de Guerra que las deserciones en su División son frecuentes, que de las ordenes convenientes al Prefecto del Cusco para su persecución y captura porque a él le ha pasado la relación nominal de los desertores y que le pida el envío de 200 hombres para reemplazar las bajas y elevar a 500 plazas el efectivo de cada batallón. La situación se complicaba porque el 1° de diciembre el coronel Luna comunicaba la deserción un teniente del ejército del batallón Granaderos del Cuzco y el fallecimiento de un teniente de guardia nacional del mismo batallón; también ese día desertaron un teniente y un subteniente del batallón Canas y el 24 de diciembre desertaron 5 tenientes y 3 subtenientes del mismo batallón. Como faltaban oficiales para los batallones, en diciembre el coronel Luna empieza a tomar oficiales de la gendarmería de Arequipa para completar los batallones.
Los batallones formados en el Cusco participaron en las batallas del Campo del Alianza en Tacna y en Los Angeles en Moquegua.
El batallón de línea N° 9 fue reorganizado en 1880 como Huáscar N° 13 y tuvo buena actuación en la batalla del Campo del Alianza el 26 de mayo de 1880, en donde murieron su jefe, el coronel Belisario Barriga, y su segundo, el mayor Antonio Rueda.
Los batallones de la División Cuzco fueron bautizados como Grau, Granaderos del Cuzco, Canas y Canchis, todos de Guardia Nacional, pero los 2 primeros pasaron a ser la 10ª División del Ejército del Sur por orden del contralmirante Lizardo Montero, quien los puso al mando del coronel Manuel Velarde, pero en la reorganización del ejército realizada por el Dictador Nicolás de Piérola, se forma el 2° Ejército del Sur y esa División se convierte en la 1ª de ese ejército teniendo como nuevo jefe al coronel Andrés Gamarra. Los 4 batallones de la desaparecida División Cuzco, al mando del coronel Gamarra participaron en la batalla de Los Ángeles contra fuerzas chilenas muy superiores el 22 de marzo de 1880.
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