Genaro Delgado Parker. Foto: revista Sí N° 48
La tarde del sábado 27, el escritor y periodista
Hugo Coya informó del fallecimiento del empresario Genaro Delgado Parker
(1929-2017) en las redes sociales. Él fue uno de los empresarios más
importantes del siglo XX, pionero en la televisión y el primero en traer al
país la telefonía celular; como broadcaster, tuvo éxito en varios programas que
él creó o dirigió. Le dio su primera oportunidad en televisión a Mario Vargas Llosa,
a Jaime Bayly y a Gisela Valcárcel, entre otros.
El mayor recuerdo que tengo de él es en una llamada
en vivo en el programa de César Hildebrandt en 1998, cuando el periodista
renunció en vivo y se fue del set (ver video).
La primera vez que escuché de él era un niño. En la
década de 1980, el grupo de empresas que lideraba Genaro Delgado Parker era considerado
uno de los más importantes del país. Su hermano Héctor era amigo y asesor del
presidente Alan García Pérez (1985-1990), su hermano Manuel era el mandamás de
RPP y Genaro dirigía Panamericana TV, que en esa época era el más importante
del país. En la Encuesta del Poder que anualmente elaboraba la revista Debate
(hoy lo hacen Semana Económica e Ipsos), Genaro Delgado siempre aparecía entre
los primeros lugares, pero desapareció este siglo así, como decayó su imagen de
empresario exitoso.
El escritor Mario Vargas Llosa conoció a Genaro
Delgado Parker cuando trabajó para él en radio Panamericana en 1955. El empresario
causó buena impresión en el joven escritor, pues lo convirtió en uno de sus
personajes de su novela “La Tía Julia y el escribidor” (1977), presentándolo como
un empresario progresista, ágil e innovador.
“Gracias al empuje y a la ambición de Genaro, esta pequeña
radio para oyentes de cierto nivel se convertiría en poco tiempo en una de las
más prestigiosas del país y en el punto de partida de lo que sería con los años
un verdadero imperio audiovisual (a escala peruana)… Nos hicimos amigos con
Genaro, quien, pese a ser el jefe supremo, hablaba a todo el mundo de una
manera campechana y se interesaba por el trabajo de cada cual, por pequeño que
fuese”,(1) escribió el Premio Nobel sobre Genero Delgado en su autobiografía “El
pez en el agua” (1993), aunque cambió de opinión sobre él en la campaña electoral
de 1990.
“Para entonces, Genaro, viejo conocido y amigo,
pasaba por un entusiasta de mi candidatura. La noche del lanzamiento de ésta,
en Arequipa, el 4 de junio de 1989, nos regaló un millón de dólares en espacios
publicitarios, luego de una discusión con Lucho Llosa, en la que éste lo acusó
de ambiguo y oportunista en sus operaciones políticas. Genaro me visitaba de
tanto en tanto para hacerme sugerencias y contarte chismes políticos; y para
explicarme que si en los noticieros y programas del Canal 5 se me atacaba, era
culpa de su hermano Héctor, miembro del partido aprista, íntimo amigo y asesor
de la presidencia durante el primer año de gobierno de Alan García…. Desde que
trabajé con él, como periodista, aún adolescente, en radio Panamericana, había
sentido una irremediable simpatía por Genaro, pero siempre tomé con un grano de
sal sus declaraciones de amor político. Pues creo conocerlo lo bastante para
saber que su gran éxito como empresario se ha debido no sólo a su energía y
talento (que tiene de sobra) sino, también, a su genio camaleónico, su
habilidad mercantilista para nadar en el agua y el aceite y persuadir al mismo
tiempo a Dios y al diablo de que es hombre suyo”, escribió Vargas Llosa en el “El
pez en el agua”.
A fines de la década de 1990, comenzó a
deteriorarse la imagen de Genaro Delgado Parker por la falta de pago de algunos
de sus trabajadores en sus canales de televisión. En la última década se hizo
conocida su frase “las deudas viejas no se pagan y las nuevas hay que dejarlas
envejecer” (creo que se lo leí en un reportaje en la revista Poder). En la
estupenda biografía “Genaro” escrita por Hugo Coya, el empresario señala que
esa frase la escuchó en la década de 1940, en un sketch de radio del cómico Juan
Pedro Ureta Ojeda. Lo cierto es que las protestas de sus trabajadores impagos
fueron muy difundidas este año y una muy peculiar pasó a la posteridad: en
plena trasmisión en vivo de Panamericana, se acerca un hombre a la cámara diciendo
“Genaro, págame mi plata”.
En mi colección de revistas y diarios, encontré
este reportaje de la revista Sí del 25 de enero de 1988, sobre la compra de
acciones de Panamericana TV por parte de los hermanos Delgado Parker. La comparto con ustedes.
Delgado Parker by Ernesto Linares Mascaro on Scribd
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