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La artillería peruana en la defensa de Arica en 1879

Cañón Vavasseur en el Morro de Arica. Foto del autor

En las primeras décadas del Perú Republicano, Arica era el segundo puerto del país y el más importante en el trayecto de Callao a Valparaíso, pero cuando llegó la guerra en 1879 estaba venido a menos. Su importancia comercial había disminuido en detrimento de Mollendo e Iquique, tanto por la destrucción ocasionada por los maremotos (1868 y 1877) como por el Ferrocarril del Sur y el auge salitrero. Su población en esa época se estimaba en 2,843 habitantes, menos de la mitad de la estimada de Iquique, que era de 6,000 habitantes (1).

Durante la Guerra con Chile (1897-1884), Arica se convirtió en Cuartel General del Ejército y fue el lugar desde donde el presidente Mariano Ignacio Prado –que usó el título de Supremo Director de la Guerra- daba órdenes para las excursiones de la escuadra peruana sobre la costa chilena. Por eso fue importante el esfuerzo peruano en artillar el puerto en los primeros días de la guerra con cañones pesados.

LOS PRIMEROS CAÑONES

En el período que Arica fue puerto peruano, en varias ocasiones sufrió por bombardeos y combates por conflictos internos o externos. Con motivo de la guerra con España, Arica fue artillada en 1864, instalándose baterías en el Morro y al norte del puerto, en la playa San José, siendo desartillada en 1869, meses después que el puerto había sufrido de un maremoto.

Con motivo del conflicto entre Chile y Bolivia y las posibilidades de que Perú quede envuelto en esa guerra, se decidió artillar nuevamente Arica.

En la madrugada del miércoles 2 de abril de 1879, zarpó del Callao el transporte Chalaco, que arribó a Arica el 5 de abril. Como el Prefecto de Tacna comunicó al comandante del Chalaco, el capitán Manuel Villavisencio, que la escuadra chilena fondeaba frente a Iquique, el transporte peruano desembarcó la división del ejército destinada a Iquique y al día siguiente, se armó una cabría con la cual desembarcaron dos cañones Parrott de 100 libras. El 7, el Chalaco llevó la división del ejército a Pisagua y al regreso en Arica, desembarcó otros dos cañones Parrott de 150 libras de calibre (2). Del Chalaco también desembarcó el coronel Arnaldo Panizo,(3) quien fue jefe de la artillería y encargado de las obras de defensa del puerto.

El contralmirante Lizardo Montero llegó a Arica el 12 de abril con el cargo de Comandante General de las fortalezas de Arica, aunque no por sus conocimientos de artillería sino para alejarlo del mando de la escuadra (4). A los cuatro días, se quejó por el “desorden e insuficiencia” de los elementos de defensa, señalando que los trabajos realizados fueron “estérilmente ejecutados”, porque los cañones fueron montados en cureñas de sistema y calibre distintos, ocasionando “un gran desorden en los trabajos”, careciendo las baterías del personal y útiles necesarios (5).

El corresponsal del diario El Comercio escribió que para el 16 de abril, el Morro ya tenía “artillería montada” y que se pretende fortificar la Isla Alacrán (6). Cuando el blindado chileno Cochrane llegó a Arica el 20 de abril, encontró cinco cañones de grueso calibre en el Morro y también vio un parapeto en construcción en la Isla Alacrán (7). ¿Cuáles eran los cinco cañones del Morro? Eran los dos Parrottt de 100 libras que llevó el Chalaco además de tres cañones Voruz de la corbeta América (buque que naufragó en Arica en el maremoto de 1868) que probablemente estaban en el puerto antes de la guerra.

Para el 20 de abril ya estaba terminada la batería San José, ubicada en la playa al norte de la población (8), con dos Parrottt de 150 libras. Un Voruz debió estar en la batería Santa Rosa, llamada así en honor a la esposa de Montero (Rosa Elías), colocada cerca a los rieles del tren el 21 de abril (9), aunque en algún momento, debió desaparecer esta batería, porque en la descripción de baterías del corresponsal de El Comercio del 7 de mayo, indica seis cañones en el Morro y dos en la batería San José, siendo el jefe de las dos baterías el coronel Panizo, el jefe del Morro el capitán de fragata Felipe S. Mesa y el jefe de la San José el capitán de corbeta N. Mariátegui (10).

La antigua isla Alacrán, actualmente una península. Foto del autor

LOS CAÑONES VAVASSEUR

Hasta el momento, los cañones pesados que artillaban Arica eran de calibre similar o menor a la que montaban los buques chilenos, pero en mayo se enviaron los cañones más pesados que arribaron al puerto sureño.

En la junta de guerra celebrada en Palacio de Gobierno el 13 de mayo, el capitán de navío Aurelio García y García sugirió que la escuadra peruana no vaya a Arica hasta que se colocaran en el puerto dos o más cañones de 300 libras o más fuertes (11), que serían los cañones Vavasseur, aunque parece que la decisión de llevar estos cañones se habría decidido antes, porque cuando Montero informó que realizó una práctica de fuego el 2 de mayo, también contó que se iniciaron los trabajos de una explanada al norte del puerto para colocar dos cañones de grueso calibre (12).

Cuando el transporte Oroya arriba a Arica el 20 de mayo de 1879, no solo el presidente Mariano Ignacio Prado viajaba entre sus pasajeros, también llevaba dos cañones Vavasseur (13). Otro cañón Vavasseur llegó a Arica por medio del transporte Limeña el 31 de mayo (14). Uno de estos cañones fue colocado en el Morro y los otros dos en las baterías Santa Rosa y 2 de Mayo.

Después que los cañones pesado estaban colocados en Arica, continuaron con la idea de artillarlo con cañones más ligeros. El 10 de julio, el presidente Prado ordenó que el transporte Chalaco desembarcara en Arica dos cañones de su propia artillería “para colocarlos en el Morro por el lado de la Licera, que es la parte que no está defendida por las demás baterías de este fuerte que protege la bahía” (15).

LAS BATERÍAS PARA LA DEFENSA TERRESTRE

Cuando los chilenos tomaron Pisagua (02/11/1879), se tomaron las medidas para defender a Arica de un ataque terrestre. La corbeta Unión, la cañonera Pilcomayo y el transporte Chalaco salieron del Callao (08/11/1879) llevando tropas a Arica y zarparon de regreso el 17 de noviembre de 1879, no sin antes dejar en el puerto, por órdenes del Presidente Prado, algunos de los cañones con que estaban artillados. La Unión dejó dos cañones Voruz (16) y el Chalaco dejó dos cañones Voruz, dos cañones Parrott de 30 libras, además de balas pólvora, cañones Blakely de 12 libras para el ejército, víveres, entre otros (17).

LOS CAÑONES QUE NUNCA LLEGARON

A fines de 1879, Arica ya tenía definida su artillería: era defendida por 13 cañones que apuntaban al mar y otros seis que apuntaban al este, como defensa terrestre; pero estos no fueron todos los cañones que se planearon para el puerto.

El 9 de agosto de 1879, el secretario general del presidente Prado, M. Alvarez, escribió que los dos cañones Parrott de 300 libras que se encontraron en el arsenal, sean enviado a Arica, pero le responden que ambos reemplacen a dos cañones Blakely de 500 libras de la batería Santa Rosa en el Callao, que han sido inutilizados por el oído -fogón del cañón, donde va la mecha o estopín- (18). A fines de agosto, arribaron esos dos Parrott de 300 libras a Arica (19), aunque vinieron con cureñas para cañón Rodman, llegando días después las cureñas de los Parrott.

Cuando el ministro de Guerra y Marina Mendiburu solicitó que el retorno de las dos cureñas de los cañones Rodman, le respondieron que en Arica esperaban que arribasen dos cañones Rodman. Los cañones Rodman eran de ánima lisa, bastante anticuados para la época, aunque por ser de calibre pesado ocasionarían gran daño en la escuadra chilena.

¿En dónde se colocarían los cañones Rodman? Serían destinados a artillar la isla Alacrán. Hay varias cartas del presidente Prado al vicepresidente La Puerta en donde el primero le expresa la necesidad de artillar la isla Alacrán.

“Para esta fortificación de la isla se necesitan dos cañones de 300 ó 400 sistema Rodman o Dalhgren, que se servirá usted ordenar se me remita en primera oportunidad”, escribió Prado a La Puerta el 20 de julio de 1879 (20).

Nunca llegaron los cañones Rodman y no sabemos el destino de sus cureñas. En cuanto a los cañones Parrott, al siguiente mes fueron destinadas a artillar el puerto de Iquique.

LOS ARTILLEROS

La situación de los artilleros no era de las mejores en los primeros meses de la guerra. Montero le escribía al ministro de Guerra y Marina, el general Manuel de Mendiburu, el 29 de julio que ha “recibido las 1,000 camisas y 1,000 calzoncillos de tocuyo; 1,000 fornituras y 1,800 corbatines; 47 carabinas Evans y 3,000 tiros para las mismas; faltando por consiguiente, tres carabinas y 2,000 tiros para completar” (21).

Dos días después, Montero escribió que “los voluntarios del Callao que dotan las baterías de esta Plaza, se encuentran casi desnudos”, que diariamente “aumenta el número de los enfermos” y pedía que le remitan “el número de calzoncillos, camisas, zapatos, frazadas, capotes y uniformes de lana, en concepto de trescientas plazas que son las que dotan las baterías de Sur y Norte” (22).

Proyectiles del cañón Vavasseur en el Morro de Arica. Foto del autor

DESCRIPCIÓN DE CAÑONES Y BATERÍAS

A fines de 1879, en Arica habían instaladas las siguientes baterías:

Dos de Mayo
Ubicada al norte del muelle, construida a barbeta, estaba cubierta con champas de barro. “No tardó en brotar de las champas dichas un césped de grama que, visto de lejos, se confundía con los gramadales del llano” (23), escribió el ariqueño Gerardo Vargas.

Contaba con un cañón Vavasseur de 9 pulgadas, llamada de 250 libras (algunas veces lo llamaban de 300 libras), pero sus proyectiles pesaban menos: 232 libras pesaba el proyectil sólido cilíndrico, 229 libras el proyectil sólido cónico, 215 libras la granada de casquete y 158 la granada común, siendo las balas sólidas de hierro fundido y las granadas de acero. Era un cañón similar a los Blakely, cuyos proyectiles tenían platillos de cobre en la base (24), fabricado en 1867 y comprado por Perú con motivo de la guerra con España.

Santa Rosa
Ubicada al norte de la batería Dos de Mayo, era similar a aquella y también contaba con un Vavasseur de 9 pulgadas.

San José
Era la batería que estaba más al norte, en la playa San José. Similar a las anteriores, pero con dos cañones Parrott de 150 libras “sobre correderas de á 100” (25). Estos cañones, igual que los Vavasseur, fueron adquiridos en 1866 con motivo del conflicto con España. Los cañones Parrott eran de calibre de 8 pulgadas y sus proyectiles no pesaban 150 libras, sino habían de 132 y 175 libras de peso (26).

Restos del cañón Voruz en Arica. Foto del autor

Morro
En el Morro habían dos baterías: la más numerosa ubicada al oeste y en dirección a la bahía, contaba con un cañón Vavasseur de 250 libras, dos Parrott de 100 libras y cuatro Voruz de 70 libras, mientras la otra ubicada al sur, en dirección de la playa La Lisera, contaba con cuatro Voruz de 70 libras.

La Vavasseur era de 9 pulgadas similar a las que estaban en la baterías Santa Rosa y Dos de Mayo, mientras los Parrott eran de 6.4 pulgadas y disparaban proyectiles de 70 y de 100 libras (27).

Los Voruz eran cañones fabricados por J. Voruz en Nantes para artillar las corbetas América y Unión, que arribaron al Perú en 1865. Los cañones eran imitación de los cañones “rayados de 30” de la marina francesa, que disparaban bombas de 30 kilogramos, pero como en Perú se usaba la medida inglesa, los llamaban de 70 libras (redondeado, porque la conversión daba 66 libras).

El problema de los cañones Voruz, es que tenían un defecto en la espoleta (el detonador del proyectil) que hacían que las bombas estallaran en la boca o dentro del cañón (28); este defecto ocasionó que estallaran cuatro Voruz entre 1866 y 1868. Si bien durante la guerra los Voruz usaron espoletas de los cañones Parrott de 100 libras (el proyectil era parecido) o se fabricaron nuevos en la Factoría de Bellavista, aún quedaban espoletas del lote antiguo. Además del Morro de Arica, la corbeta Unión también usaba los cañones Voruz y su comandante, el capitán de navío Nicolás Portal, se quejó de estos porque su espoleta eran “tan defectuosas que no solo hacen estallar las bombas a corta distancia, sin llegar por supuesto al costado del enemigo sino que exponen la pieza que las dispara pues bien puede verificarse la explosión antes de que el proyectil haya salido del ánima” (29).

Los problemas de espoletas en los cañones Voruz también se revelaron en Arica. Uno de los cañones Voruz del Morro, ubicada por el lado de la Lisera, explotó el 17 de marzo de 1880, durante la ruptura del bloqueo de Arica por la corbeta Unión (30). Por esta razón, la batería en el lado de la Lisera se redujo de cuatro a tres cañones Voruz y así estaba cuando los chilenos tomaron la plaza el 7 de junio de 1880.

Este
Como su nombre lo dice, ubicada al este del pueblo y al sur del Morro, apuntando hacia tierra y no al mar. Constituida para que la plaza pueda resistir un sitio, estaba conformada por tres cañones Voruz.

Ciudadela
Al noreste de la anterior, también para defender al puerto de un ataque por tierra. La batería constaba de un cañón Voruz y dos cañones Parrott de 30 libras. Estos Parrott tenían calibre de 4.2 pulgadas y disparaba proyectiles de 25 libras y 30 libras.

Aún hoy en día, están los fosos de las baterías Este y Ciudadela.

Foso de la batería Este. Foto del autor

NOTA

(1) Mariano Felipe Paz Soldán. 1877. Diccionario Geográfico Estadístico del Perú, pp. 75; 466. Lima, Perú: Imprenta del Estado.

(2) Archivo Histórico de la Marina de Guerra del Perú (AHMGP). Serie: Elementos operaciones, subserie: buques, Transporte Chalaco, documento 65. Parte oficial de Manuel A. Villavisencio al Mayor de Ordenes del Departamento, Mollendo, abril 11 de 1879. Este parte también se encuentra en diarios de la época, pero en vez de cañones de 150 libras lo transcriben como cañones de 250 libras –así también lo transcribe la Recopilación de Ahumada-, lo cual puede haber sido un error intencional para engañar a los chilenos.

(3) AHMGP. Serie: Elementos operaciones, subserie: buques, Transporte Chalaco, documento 62. Oficio del contraalmirante Antonio de la Haza al coronel Director de la Guerra; Callao, abril 3 de 1879

(4) Paz Soldán, Mariano Felipe. 1979. Narración Histórica de la Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia, T. II, pp. 184-185. Lima, Perú: Editorial Milla Batres.

(5) Archivo Militar del Perú (AHMP). Año 1879, paquete 4. Comandancia de las baterías de Arica. Oficio del contraalmirante Lizardo Montero al Ministro de Guerra y Marina; Arica, abril 16 de 1879.

(6) Correspondencia para El Comercio; Arica, abril 16 de 1879, en: El Comercio; Lima, Sábado 19 de abril de 1879, 1ª edición de la tarde.

(7) Parte oficial de Enrique Simpson, en: Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referente a la guerra que han dado a la luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia por Pascual Ahumada Moreno. (1884) T. I, pp. 233-234.

(8) Correspondencia para El Comercio; Arica, abril 19 de 1879, en: El Comercio; Lima, Miércoles 23 de abril 1879, Edición de la tarde.

(9) Correspondencia para El Comercio; Arica, abril 23 de 1879, en: El Comercio; Lima, Domingo 27 de abril 1879, Edición única.

(10) Correspondencia para El Comercio; Arica, mayo 7 de 1879, en: El Comercio; Lima, jueves 15 de mayo 1879, Edición de la mañana.

(11) Paz Soldán, Mariano Felipe. 1979. Narración Histórica de la Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia, T. I, p. 143.

(12) AHMP. Año 1879, paquete 4. Comandancia de las baterías de Arica. Oficio del contraalmirante Lizardo Montero al Ministro de Guerra y Marina; Arica, mayo 3 de 1879.

(13) “Viaje del General Prado”, correspondencia para El Comercio de Lima; Arica, mayo 7 de 1879, en: El Comercio; Lima, jueves 29 de mayo 1879, Edición de la tarde.

(14) Melitón Carvajal Pareja, 2004. Historia Marítima del Perú, T. XI, vol 1, p. 490. Lima, Perú: Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú.

(15) Félix Denegri Luna, 1982. Cartas del general Prado al general La Puerta, p. 265, en: Revista Histórica T. XXXII. Lima, Perú: Academia Nacional de Historia.

(16) Hernán Garrido-Lecca M., 2008. Diario a bordo de la corbeta Unión, p. 128. Lima, Perú: La Casa del Libro Viejo.

(17) AHMGP. Serie: Elementos operaciones, subserie: buques, Transporte Chalaco, documentos 208-210. Oficio de Antonio de la Haza al Director de Marina, Callao, noviembre 26 de 1879.

(18) AHMP. Año 1879, paquete 4. Secretaria General del Supremo Director de la Guerra. Oficio de M. Alvarez al ministro de Guerra y Marina; Arica, agosto 9 de 1879.

(19) AHMP. Año 1879, paquete 4. Secretaria General del Supremo Director de la Guerra. Oficio de M. Alvarez al ministro de Guerra y Marina; Arica, agosto 29 de 1879.

(20) Denegri, Op. Cit., p. 296. Carta del julio 29 de 1879.

(21) AHMP. Año 1879, paquete 4. Baterías de Arica. Oficio de Montero al ministro de Guerra y Marina; Arica, julio 29 de 1879.

(22) AHMP. Año 1879, paquete 4. Baterías de Arica. Oficio de Montero al ministro de Guerra y Marina; Arica, julio 31 de 1879.

(23) Gerardo Vargas Hurtado, 1980. La batalla de Arica, p. 15. Lima, Perú: Comisión Nacional del Centenario de la Guerra del Pacífico.

(24) José Torreblanca, 1879. Descripción y manejo de los cañones Blakely, Armstrong y Vavasseur de las baterías del Callao, pp. 70; 75-76. Lima, Perú: Imprenta del Estado.

(25) J. Pérez, 1880. Arica. Sus fortificaciones, asalto, defensa y ruina, por un testigo y actor, p. 6. Lima, Perú: Imprenta de “La Patria”, dirigida por Manuel A. Lira.

(26) Alejandro L. Holley, 1867. Arillería y Blindaje, traducida al castellano por Diego Dublé Almeida, p. 55. Valparaíso, Chile: Imprenta del Mercurio de Recaredo S. Tornero.

(27) Ibídem.

(28) Melitón Carvajal Pareja, 1992. Historia Marítima del Perú, T. IX, vol. 2, pp. 945-951. Lima, Perú: Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú.

(29) Garrido Lecca, Op. Cit., pp. 86-88. Oficio de Portal de setiembre 21 de 1879.

(30) Pascual Ahumada, 1886. Guerra del Pacífico. Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia conteniendo documentos inéditos de importancia, pp. 421-422; 424. Valparaíso, Chile: Imprenta i Lib. Americana de Federico T. Lathrop.


(31) Holley, Op. Cit., p. 55.

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