Cañón Dahlgren de mil libras en el Callao. Foto: Las Fuerzas Sutiles
Después del combate del 2 de mayo de 1866 en la
Guerra con España, el gobierno peruano compró varios cañones en Estados Unidos
para defender la costa peruana de la flota española. Estos eran básicamente
cañones usados en la Guerra de Secesión (1861-1865). Entre los cañones
comprados llegaron los cañones más grandes del mundo fabricados hasta ese
entonces: eran llamados los cañones de mil libras, porque disparaban
proyectiles de ese peso. Estos cañones fueron un Dahlgren del calibre de 20
pulgadas (508 mm) y un Rodman del mismo calibre.
CARACTERÍSTICAS
TÉCNICAS
Los cañones diseñados por el almirante John A.
Dahlgren y el general Thomas J. Rodman eran parecidos, ambos de fierro fundido
y de ánima lisa (algo anticuado para esa época, porque ya se usaban cañones de
ánima rayada). Como eran cañones de ánima lisa, disparaban proyectiles
esféricos, que podían ser sólidos o bombas (explosivos). Los cañones Dahlgren
eran para la marina y los cañones Rodman para el ejército.
El cañón Dahlgren pesaba 100,000 libras con
longitud de 163 pulgadas (1). El cañón Rodman pesaba 115,200 libras con
longitud de 243.5 pulgadas y necesitaba una carga de 100 libras de pólvora para
el disparo (2).
Solo se construyeron cuatro cañones Dahlgren y tres
cañones Rodman de mil libras (3), de los cuales solo sobrevive un Rodman (ver foto).
Cañón Rodman de mil libras, ubicado actualmente en Fort Hancock, Sandy Hook. Foto: CivilWarTalk.com
Los cañones Dahlgren fueron bautizados como
“Beelzebub”, “Satan”, “Lucifer” y “Moloch”. A Perú llegó el “Beelzebub”.(4)
El alcance máximo de estos cañones era de 7,137
yardas (5), equivalentes a 6,523 metros, aunque la medición de esta distancia
tomaba en cuenta los rebotes –en mar o tierra- que daba el proyectil esférico
hasta que se detuviera completamente.
LA
COLOCACIÓN DE LOS CAÑONES
Con motivo de la ocupación del puerto boliviano de
Antofagasta por fuerzas chilenas, se tomaron algunas medidas en Perú. El
corresponsal del diario El Comercio en el Callao informaba que hay una gran
cantidad de cañones de gran calibre almacenados y que sería “conveniente montar
algunas piezas de á mil” (6).
El 27 de mayo, El Comercio informaba que se estaban
montando los cañones de mil libras y que las obras estaban a cargo de los
ingenieros López Castilla y Garaicochea (7).
El 2 de junio, la comisión encargada del montaje de
los cañones de mil libras, presentó un informe y presupuesto para la colocación
de los cañones de mil libras al Consejo Provincial del Callao, que estaba a
cargo de los trabajos por orden del gobierno.
El informe señala que la madera es el material
escogido para el montaje porque “reúne las condiciones de elasticidad,
solidaridad y resistencia suficiente para todo el tiempo que pueda durar la
presente guerra”.(8) El modo de emplearlo fue colocar estacas que formaban un
tablero con 144 cuadrados, sobre el cual se colocaban hileras de vigas y
viguetas de pino para formar un armazón, tablones, rieles para la corredera de
los cañones y plancha de fierro para el eje de rotación. Los guijarros de la
playa servirían para formar el glacis. El parapeto estaría formado por sacos de
tierra. Para el polvorín, se enterrarían cuatro grandes boyas (de dos en dos)
protegidas con planchas de fierro, con galería de madera cubierta de tierra y
uno o dos agujeros para ingresar o salir, mirando la entrada hacia tierra firme
(8).
El presupuesto para colocar cada uno de los cañones
ascendía a S/ 20,000, un total de S/ 40,000 por los dos cañones, una verdadera
fortuna para la época, sin incluir la mano de obra y los rieles del ferrocarril
para llevar los cañones (8). A modo de comparación, el sueldo anual de un
general de división en esa época era un equivalente a S/ 4,307 (9), el de un
vicealmirante era un equivalente a S/. 4,800 (10) y la fabricación de 24 cañones
Grieve de 60 mm para el ejército (incluyendo cureñas y 12,000 proyectiles) costó
S/ 23,000 (11).
Las firmas del informe citado están un poco
ilegibles, pero puede entender que el ingeniero secretario de la Junta Central
era M. M. Echegaray y también estaba conformado por Francisco. Paz Soldán y
Ladislao Yolkieski (9). En diversos documentos de la época, confirmamos que el
ingeniero Echegaray estuvo a cargo de otras obras de las baterías del Callao,
entre ellos, los de las torres Junín y La Merced.
UBICACIÓN DE
LAS BATERÍAS
Para la ubicación de los cañones de mil libras, la
comisión sopesó “defender el paso del boquerón, reservando de este modo una
probabilidad para el tránsito de nuestra escuadra, ú obligando, cuando menos,
al enemigo á estender considerablemente su línea de bloqueo. Esta consideración
nos ha inducido á elegir para la colocación de estos cañones, el punto más
occidental del terreno de La Punta. A pesar de algunas dificultades y mayor
gasto que la naturaleza de este ocasionará, para la construcción de los
cimientos, desde este sitio los fuegos de esta pieza, abarcarán la mayor parte
de la bahía y de la mar brava”.(9)
Actualmente, la parte más occidental de La Punta es
la Escuela Naval, pero en una consulta realizada al vicealmirante Reynaldo
Pizarro, me contó que la Escuela Naval es terreno ganado al mar, que no existía
en 1879, así que el terreno donde se colocaron los cañones de mil libras sería
próximo a la Escuela Naval.
En un plano sobre el primer ataque chileno al
Callao, realizado el 22 de abril de 1880, observamos la ubicación de una de las
baterías de mil libras, llamada en ese entonces 2 de Mayo (ver foto).
Los cañones de mil libras están en la Batería 2 de Mayo, en el extremo de La Punta (hacer click para agrandar). Foto: AHMGP/Las Fuerzas Sutiles
En la relación de jefes de las baterías del Callao
del 21 de julio de 1879, encontramos que ya estaban las dos baterías de mil libras.
Una era llamada Batería de Sotavento y apuntaba hacia la bahía, a la isla San
Lorenzo y al norte, en dirección de la desembocadura del río Rímac. La otra era
llamaba Batería de Barlovento y apuntaba al sur del Callao, hacia Magdalena y
Miraflores. De acuerdo al historiador naval Francisco Yábar, la Batería de Sotavento era el Dahlgren (su foto está al inicio del post) y la Batería de Barlovento era el Rodman (15).
La Batería Sotavento estaba al mando del capitán de
fragata Luis Germán Astete –quien estuvo al mando del Huáscar en el combate naval de Pacocha (29/05/1877) durante la
sublevación pierolista- y la Batería Barlovento, al mando del capitán de navío
Lino de la Barrera (12). El diario La Patria, de tendencia pierolista, criticó
el nombramiento de estos marinos como jefes de las baterías de los cañones de
mil libras. “Creemos que no es lo natural y lo acertado sacar á estos jefes
fuera de su elemento y en donde podrían prestar utilísimos servicios, para
confiarles puestos que, sí serán bien desempeñados; no son de su cuerda, para
la cual hay otros muchos”, manifestaba la nota (13).
Si bien aparentemente, en julio de 1879 ya estaban
listos, recién los cañones de mil libras se probaron en octubre de ese año
(14). En marzo de 1880 se blindó el polvorín de los cañones con planchas de
fierro de 4 pulgadas que habían pertenecido a la fragata Apurímac (15).
Con la ocupación del Callao (18/01/1881), los
cañones de mil libras pasaron a poder del ejército chileno y fueron llevados a
su país. Años después, los cañones fueron fundidos en el puerto chileno de
Caldera (18), desapareciendo para siempre.
NOTAS
(1) Alejandro L. Holley, 1867. Artillería y
Blindaje, traducida al castellano por Diego Dublé Almeida, p. 108. Valparaíso,
Chile: Imprenta del Mercurio de Recaredo S. Tornero.
(2) Ibídem, p. 107.
(3) Swain, Craig (09/02/2012). The Big Rodmans:
20-inch Rodmans, Part 2. Recuperado de https://markerhunter.wordpress.com/2012/02/09/20-inch-rodmans-pt2/
(4) Dahlgren Guns and Rifles (s.f.). Recuperado de http://robinsonsbattery.org/67415.html
(5) José Torreblanca, 1879. Descripción y manejo de
los cañones Blakely, Armstrong y Vavasseur de las baterías del Callao, p. 140.
Lima, Perú: Imprenta del Estado.
(6) Callao. Correspondencia de El Comercio; Febrero
27 de 1879, en: El Comercio; Lima, Viernes 28 de febrero de 1879, edición de la
mañana.
(7) Callao. Correspondencia de El Comercio; Mayo 27
de 1879, en: El Comercio; Lima, Martes 27 de Mayo de 1879, edición de la mañana.
(8) Archivo del Centro de Estudios Históricos
Militares del Perú. Año 1879, paquete 2.Ingenieros. Informe que presenta la
Comisión encargada del montage de los cañones de á mil.
(9) Decreto del 30 de enero de 1880, en: El
Peruano; Lima, Miércoles 4 de Febrero de 1880.
(10) Decreto del 17 febrero de 1880, en: El
Peruano; Lima, Miércoles 18 de Febrero de 1880.
(11) Jorge Grieve Madge, 1983. Historia de la
Artillería y de la Marina de Guerra en la contienda del 79, p. 311. Lima, Perú:
Industrialgráfica S.A.
(12) Archivo de la Marina de Guerra del Perú (AHMGP).
Serie: Elementos Operacionales, subserie: Fuerzas de Desembarco, Baterías 1879,
doc. 46. Cuadro de las Fortalezas de la plaza del Callao en Julio de 1879.
(13) Baterías del Callao, en: La Patria; Lima,
Lunes 26 de Mayo de 1879.
(14) Melitón Carvajal Pareja, 2004. Historia
Marítima del Perú, T. XI, vol. 1, p. 542.
(15) Francisco Yábar Acuña, 2001. Las Fuerzas
Sutiles y la defensa de costa durante la Guerra del Pacífico, pp. 196; 223-224.
(16) Información proporcionada por el investigador
chileno Gilles Galté.
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