Kukín el segundo sentado desde la derecha, en su mejor temporada en el Sport Boys. Foto: @johnnyvegasf
Hoy amanecí con la terrible noticia del
fallecimiento de Carlos “Kukín” Flores Murillo, el mejor jugador del Sport Boys
de las últimas décadas.
A los 17 años, Kukín fue quien más destacó en la
campaña de Copa Libertadores del Boys ante clubes colombianos en 1992. En 1993
comenzó hacer sus goles olímpicos. Recuerdo que cuando los tiros de esquina del
Boys regularmente los pateaba Kukín, quien antes de patear tomaba un vuelo muy
largo para sacar un potente disparo que siempre intentaba sorprender al
portero. Si bien en Youtube hay salen dos goles olímpicos que anotó Kukín,
recuerdo que alguna ocasión le contaron ocho goles olímpicos que había anotado
el jugador chalaco.
Muchos chalacos, yo entre ellos, le teníamos mucha
simpatía a Kukín en esa época. Se conocía que había tenido una niñez bien
jodida, que había vivido en la calle (como muchos niños en la década de 1980),
que había destacado en las categorías infantiles de la Academia Cantolao y que con
el apoyo de Kiko Mandriotti, Arturo Delgado y “Chalaca” Gonzáles, se había
convertido en futbolista profesional.
En agosto de 1994, tras una terrible carretilla al “Churre”
Hinostroza en el partido contra Alianza Lima, no solo lo expulsaron de la
cancha, sino del Boys. La noche que se supo que la suspensión por ocho fechas
(era reincidente en agresiones contra jugadores rivales), el periodista
deportivo Gustavo Barnechea, en su sección en América Noticias, lo criticó
duramente (ese año, Barnechea criticaba a Kukín cada vez que podía como nunca
lo hizo con ningún otro jugador) y dijo que no debería estar en el fútbol
profesional y así fue, porque lo botaron del Boys.
El día de su cumpleaños número 20, lo botaron a
Kukín del Boys (20/08/1994). El programa de Micky Rospigliosi en el canal del Estado
le hizo una nota de Kukín por su cumpleaños y lo encontró en un humilde bar a
la espalda del Estadio Telmo Carbajo, sentado con sus amigos en una mesa llena
de cervezas. Le preguntaron por su salida del Boys (fue ese mismo día) y sobre
sus posibilidades de buscar otro club.
Kukín no regresó al futbol hasta 1995, cuando fue
contratado por la U, en donde no brilló y resaltó lo conflictivo que era, pues
los diarios deportivos rumoreaban sobre sus enfrentamientos con compañeros del
club. Después pasó por el San Agustín, el Al-Hilal de Arabia Saudita y retornó
al Boys en 1998. El torneo apertura de ese año fue tal vez su mejor temporada en
el Boys, que quedó segundo en la tabla. Después de eso, jugó una temporada en
el club griego Aria Salónica, que lo entraba Sergio Markarián. El programa de
Micky Rospigliosi en Panamericana pasaba videos editados de los partidos en
Grecia (ya acusaban al periodista de usar su programa deportivo para
promocionar futbolistas) y se veía que Kukín jugaba bien.
Kukín regresó al Perú para jugar por Alianza Lima para
el Torneo Clausura de 1999. Lo hizo muy bien, era el mejor de ese equipo, pero
se fue mal de ese club. Alianza ganó el Clausura y estaba para campeonar, pero
Kukín se hizo expulsar tontamente en la final contra la U, cuando el partido
iba cero a cero. Ya sin Kukín en la cancha, la U goleó fácil a Alianza y aún
pienso que con él, el partido hubiera sido diferente. Una pena, porque fue la
gran oportunidad de Kukín de salir campeón nacional. Años después, Kukín se
arrepintió de esa tonta expulsión (había estado tranquilo toda la temporada)
pero también mencionó que tuvo una relación difícil con el entrenador de
Alianza, el colombiano Edgar Ospina.
Para el 2000, Kukín regresó al Boys ya sin mucho
lustre, pero en septiembre de ese año consiguió un buen contrato con el
Atlético Paranaense de Brasil, un club que había asombrado a todos los
periodistas peruanos cuando vino a Perú a jugar contra Alianza Lima por Copa
Libertadores. A Kukín no le fue bien en Brasil y dicen que solo jugó siete
partidos allá.
A partir del 2001, Kukín tuvo pasos cortos por
varios clubes: Belgrano de Argentina, nuevamente la U, Pereira de Colombia,
cinco pasos más por el Sport Boys, entre otros clubes, hasta su retiro en el
2012. Ya desde el 2006 había aceptado que era adicto a la cocaína.
La última vez que lo vi a Kukín fue una mañana de
un domingo de julio del 2017 en Chorrillos. Parecía que estaba de boleto,
aunque me saludó a la distancia.
Kukín tuvo un gran talento para el fútbol, daba muy
buenos pases y en determinado momento, fue especialista en tiros de esquinas y
tiros libres. El entrenador argentino Jorge Sampaoli tuvo palabras de elogio
para el futbolista chalaco.
“Con la magia no alcanza, y todo el inconveniente
psicológico que tiene alguien para no lograr establecerse en el fútbol de elite
porque algo lo supera…. lo de él fue complejo. Carlos era Maradona y la verdad
que no pudo ser Maradona”, señaló Sampaoli en una entrevista.(1)
Para el entrenador argentino Ángel Cappa, Kukín
también fue uno de los mejores en su puesto en los últimos años, hábil, de
gambeta demoledora y lectura inteligente del partido, pero también explicó las
razones por las cuales no sobresalía todo lo que pudo:
“Muy buenos jugadores en un entorno que no sólo no
los favorece para nada, sino que los perjudica al extremo de hacerlos pasar
inadvertidos… ¿A qué me refiero cuando hablo del entorno? En primer lugar, a la
situación económica del país, con su carga de pobreza y, lo que es peor, la marginación
social que produce, que es de donde sale la mayor parte de los jugadores de
fútbol”.(2)
QEPD Carlos
NOTAS
(1) “Jorge Sampaoli comparó a Kukín Flores con
Diego Maradona”. Diario Líbero, recuperado de https://libero.pe/futbol-peruano/1068196-jorge-sampaoli-comparo-a-kukin-flores-con-diego-maradona
(2) Cappa, Ángel. 2004. ¿Y el fútbol, dónde está?
Lima, Perú. Ediciones Peisa SAC.
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