Tentativa de desembarco chileno en Pisagua, defendido por el batallón Ayacucho. Grabado de Scott en base al croquis de Henry Michel. Le Monde Illustré, 26 de julio de 1879.
Los
reclamos de ciudadanos extranjeros a Chile por la destrucción de su propiedad
Hace 12 años, mi amigo Plinio Esquinarila me invitó
a una reunión en la casa del jurista Vicente Ugarte del Pino en Barranco,
ocasión que sirvió para conocerlo. Don Vicente, como lo llamaban sus amigos, me
contó aquella noche varias anécdotas de su abuelo, Vicente Ugarte y Lobón (1858-1906),
un militar que estuvo en la Guerra con Chile. Me enseñó la fotocopia de su legajo
personal en donde señalaba como una de las acciones importantes en las que
participó, fue detener el desembarco chileno en Pisagua el 18 de abril de 1879,
a los 13 días de iniciada la guerra. Me sorprendió que un combate poco conocido,
Ugarte y Lobón lo haya presentado como una acción muy importante en su
expediente, una gran hazaña, casi a la altura de la batalla de Tarapacá.
Al iniciar la guerra, Vicente Ugarte y Lobón era
oficial del batallón Ayacucho N° 3 y su compañía se destacó al puerto salitrero
de Pisagua (hoy en la costa chilena).
Investigando sobre este combate, encontré no solo
telegramas y partes de los contendientes, sino también la reclamación por daños
y perjuicios que los extranjeros residentes en el puerto peruano le hicieron a
Chile.
EL COMBATE E
INCENDIO DEL PUERTO
La mañana del 18 de abril, el blindado chileno Blanco Encalada y la corbeta Chacabuco, se presentaron en Pisagua a
las 9 am y la segunda destacó sus botes con el objetivo de tomar las lanchas surtas
en el puerto, pero la guarnición peruana les hizo fuego de fusilería desde
tierra, haciendo retroceder a los marinos chilenos.
La Chacabuco estaba
al mando del capitán de navío Óscar Viel y Toro, concuñado de Miguel Grau,
mientras en el Blanco Encalada se
encontraba el contralmirante Juan Williams Rebolledo, jefe de la escuadra
chilena. Las fuerzas peruanas estaban distribuidas de la siguiente manera: la
columna Ayacucho, al mando del coronel Antonio Moreno, se encontraba en el sur;
los gendarmes al mando del sargento mayor Benigno F. Maldonado, al norte, y los
nacionales, al mando de Gaspar Ureta, en la plaza de la Aduana. El capitán de puerto
era José Becerra.
Los disparos de la columna Ayacucho fueron
respondidos por cañonazos de los buques chilenos. El fuego chileno ocasionó el
incendio de la casa de Manuel F. Zavala, que tenía izada la insignia de la
Pacífic Steam Navigation Company, y la casa de capitanía del puerto.
Los chilenos intentaron un nuevo desembarco por el
norte, pero fueron rechazados después de media hora de combate. Esta vez, los
disparos ocasionaron el incendio general del puerto. Los buques chilenos se
retiraron a la 1 pm.
Producto de este enfrentamiento, los chilenos
tuvieron 5 heridos y un muerto, el capitán de altos Francisco Manser.(1) Por el
bando peruano, resultaron heridos 6 soldados del batallón Ayacucho y murieron 5
mujeres, un asiático y 2 niños.(2)
Pisagua quedó en un estado lamentable. “… todos los habitantes de este puerto se
encuentran desnudos, sin víveres, con poca agua potable i sin los fondos
necesarios para proporcionarse lo indispensable i urjente para salvar su
desastrosa situación”.(3)
La misma noche del 18 de abril, llegó la noticia a
Lima del bombardeo mediante los siguientes telegramas que fueron publicados en
los diarios de la capital (hacer click en la imagen para ampliar).
Tal vez fue una exageración hablar de un intento de desembarque chileno, pero este combate tuvo cierta importancia en su momento. La noticia del combate de Pisagua fue bien recibida en Lima.
"Anoche se reunieron en la plaza Principal mas de cuatro mil ciudadanos dando vivas al Perú y al Jefe del Estado; en el mayor órden se dirijieron al cuartel donde se encontraba el glorioso batallón "Ayacucho" y solicitaron al coronel Prado, les proporcionase la banda de música; este jefe con la sagacidad que lo distingue se la concedió.-Con ella pues, y quemando cohetes recorrieron los entusiastas promotores del meeting las principales calles de la ciudad; disolviéndose la reunion en el mayor órden como á las 10 de la noche".(4)
Periódico La Patria. Lima, viernes 18 de abril de 1879.
Tal vez fue una exageración hablar de un intento de desembarque chileno, pero este combate tuvo cierta importancia en su momento. La noticia del combate de Pisagua fue bien recibida en Lima.
"Anoche se reunieron en la plaza Principal mas de cuatro mil ciudadanos dando vivas al Perú y al Jefe del Estado; en el mayor órden se dirijieron al cuartel donde se encontraba el glorioso batallón "Ayacucho" y solicitaron al coronel Prado, les proporcionase la banda de música; este jefe con la sagacidad que lo distingue se la concedió.-Con ella pues, y quemando cohetes recorrieron los entusiastas promotores del meeting las principales calles de la ciudad; disolviéndose la reunion en el mayor órden como á las 10 de la noche".(4)
LOS RECLAMOS
E INDEMINIZACIONES
El incendio fue desastroso. El mayor Maldonado,
comisario de policía, formó una comisión para valorizar las pérdidas,
conformada por Manuel F. Zavala, Nicanor Gonzalez, Tadeo A. Loayza, Gaspar
Ureta y Agustín Izarnótegui. No sabemos los resultados de esta comisión.
Lo que sí sabemos, son los resultados de las
reclamaciones que italianos, ingleses y españoles presentaron contra Chile,
buscando una indemnización de ese país por el bombardeo del puerto por parte
del Blanco Encalada y Chacabuco. Todos ellos perdieron
inmuebles (hotel, sastrería, botica, zapatería, etc.) o mercadería y la mayoría
basaba su demanda en que Pisagua era un puerto que no estuvo artillado al
momento del combate, y por lo tanto, no podía defenderse. Pisagua recién fue
artillado en octubre de ese año.
Los italianos fueron los más organizados, pues incluso
levantaron un plano del bombardeo que indicaba la dirección de los disparos de
los buques chilenos que ellos presentaron en su demanda.
Para el caso de italianos e ingleses, se constituyó
un Tribunal Arbitral que examinaba las reclamaciones de cada demandante contra
Chile y aprobaba si procedía una indemnización o no. En estos tribunales, Chile
nombraba un árbitro, Italia o Gran Bretaña nombraba otro árbitro y el
presidente del tribunal era nombrado por Brasil.
Ahora, un repaso de las demandas:
-Luis Cuneo, un italiano residente en Pisagua al
momento del combate y que en 1884 residía en Tacna, reclamaba 54,623.84 soles
plata (S/.) por un edificio y mercadería destruidos en el incendio, presentando
inclusive una póliza de seguro de sus bienes en 1879 por 8 mil libras esterlinas (£) de
la North British and Mercantile Insurance de Londres. El Tribunal Ítalo-Chileno
falló por mayoría (con el voto en contra del árbitro chileno) a favor de Cuneo,
sentenciando que Chile le pague £ 8 mil más intereses del 6% (03/12/1884).
La sentencia consideró el Derecho Internacional del bombardeo de plazas no
fortificadas, “sustentado también por el
Gobierno chileno en ocasión del bombardeo de Valparaiso de 1866”.(5)
-Los reclamos de los italianos Miguel Denegri (S/.
48,000), Molfino Richini i Ca (S/. 35,000), José Boto (S/. 115,000), Antonio
Cademartori (S/. 6,500), José Cortese (S/. 5,500), Antonio Cappelletti (S/.
12,000) y Andres Figari (S/. 4,014), fueron desestimados porque los partes
oficiales chilenos señalaban que sus disparos fueron la respuesta al ataque que
las fuerzas peruanas le hicieron desde tierra, que les ocasionó un muerto y 5 heridos.(6) Estos
reclamos sumaban S/. 226,014.
-Guillermo Tweddle, un mecánico británico que
residía en Arequipa, reclamaba bienes por S/. 500, que dejó en un baúl en la
casa del comerciante español Tiburcio Gonzalez en Pisagua. Tweddle había dejado
sus especies en ese baúl por un viaje que tuvo que hacer al puerto chileno de
Chañaral. El Tribunal Anglo-Chileno desestimó su demanda porque no presentó “documento
probatorio alguno”.(7)
-Los españoles José Cividaens (S/. 19,373),
Bernardo García (S/. 10,000), Juan Mestre (S/. 7,500), Rafael Falcon (no
declara monto), Enrique Matías (S/. 14,362.75) y Joaquín Segura Gonzáles (S/.
13,000), presentaron sus reclamos ante la Corte Suprema de Chile, que sumaron
S/. 64,235.75. Todos las demandas fueron rechazadas porque presentaban poca
documentación y repetían como testigos o acreditadores a los reclamantes
italianos Luis y Salvador Cuneo, y Miguel Denegri, y del español Cividaens. En los
casos de Falcon y Matías, ellos no probaron que eran españoles.(8)
A pesar de las abundantes y abultadas demandas,
solo un caso obtuvo indemnización porque por un lado, sus bienes perdidos
estaban bien documentos, y porque tuvo la fortuna de tener un tribunal que haya
considerado que Pisagua era una plaza indefensa.
NOTAS
(1) Pascual Ahumada Moreno (1884). Guerra del
Pacífico, recopilación completa de todos los documentos oficiales,
correspondencias y demás publicaciones referente a la guerra que ha dado a la
luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de
importancia, tomo I, pp. 232-233. Oficio de Eulojio Altamirano al ministro de
Guerra i Marina; Valparaíso, Abril 27 de 1879.
(2) Ahumada, Op. Cit., p. 236. Parte oficial de
Francisco Javier Guevara al alcalde del consejo provincial de Iquique; Pisagua,
Abril 25 de 1879.
(3) Ahumada, Op. Cit., pp. 235-236. Parte oficial
de Benigno F. Maldonado al subprefecto de la provincia; Abril 19 de 1879.
(4) Periódico La Patria. Lima, sábado 19 de abril de 1879.
(4) Periódico La Patria. Lima, sábado 19 de abril de 1879.
(5) Sentencias pronunciadas por el Tribunal Ítalo-Chileno
en las reclamaciones deducidas por súbditos italianos contra el Gobierno de
Chile 1884-1888, pp. 41-53.
(6) Ídem, pp. 272-281; 336-344; 347-349; 352-354.
(7) Sentencias pronunciadas por el Tribunal Anglo-Chileno
en las reclamaciones deducidas por súbditos italianos contra el Gobierno de
Chile 1884-1888, pp. 87-88.
(8) Dictamen emitido al Presidente de la República
por el fiscal de la Corte Suprema don Ambrosio Montt sobre las reclamaciones
interpuestas ante el Supremo Gobierno por ciudadanos ecuatorianos i súbditos
españoles con motivo de las operaciones del ejército i escuadra de Chile en la
última guerra con el Perú, pp. 38-42.
Francisco Manser fue el primer mártir de la Armada de Guerra de Chile.
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