La labor de Bolognesi como proveedor del Estado
Si bien Francisco Bolognesi ha
pasado a la historia por su defensa de Arica, no menos relevante es su
participación en la modernización de la artillería peruana.
En 1860, el coronel Bolognesi fue
enviado de comisión en Europa para comprar artillería rayada para el ejército. Cabe
mencionar que hasta ese momento, el ejército peruano usaba cañones de bronce de
ánima lisa, pero estos estaban cayendo obsoletos en Europa por el surgimiento
de los cañones de acero rayados o con estrías, tal como son hoy en día.
La comisión de Bolognesi terminó
en 1862 y adquirió cañones Blakely, que eran lo último en tecnología en esa
época: cañones de fierro fundido sunchado con anillos de fierro forjado.
Bolognesi adquirió para el Estado peruano 14 cañones navales del calibre de 12
libras, 12 cañones de campaña o batalla de 12 libras y 28 cañones de montaña,
es decir, 14 cañones para la marina y 40 para el ejército. Al final, llegaron
42 cañones para el ejército, de los que volaron 2 cañones de montaña en pruebas
de fuego y otro quedó con “rotura en la cámara”, que según Bolognesi, había
sido desechada por él en Inglaterra “y supone la habrían remitido con las demás
por equivocación o descuido”.(1) El resto de estos los cañones fueron con los
que contaba el ejército peruano en la Guerra con Chile, aunque debido a los
grandes avances tecnológicos de esa época, ya eran casi anticuados para 1879.
Con motivo del conflicto con
España, Bolognesi fue enviada a una nueva comisión a Europa en 1864, de la que
regresó en 1866, habiendo adquirido seis cañones Blakely del calibre de 11
pulgadas o 500 libras.(2) Fueron estos cañones los que defendieron el Callao en
el combate del 2 de Mayo de 1866
Perú fue uno de los principales
compradores de cañones con patente Blakely en el mundo, siendo superado por el
Imperio Ruso y por los Estados Confederados de la Guerra de Secesión
(1861-1865). La mayoría de estos cañones fueron fundidos por Fawcett, Preston
and Co. Tal vez, esa fue una de las razones por las que el creador de la
patente, Teophilus Alexander Blakely, visitó Perú.
Alexander Blakely y su amante
arribaron al Callao el 16 de abril de 1868, en medio de la peor epidemia de
fiebre amarilla que vivió Perú en el siglo XIX: en abril hubieron más de 700
muertos en el Callao y 400 en Lima por fiebre amarilla, y el mes de mayo
comenzó con 100 muertos diarios en la capital. Su pareja murió por la epidemia
en Chorrillos y Blakely la siguió el 3 de mayo, siendo enterrado ambos en el
Cementerio Británico de Bellavista (Callao) el 5 de mayo. Tiempo después, los
restos de Alexander Blakely fueron repatriados por su esposa.(3)
De acuerdo a la biografía de Pons
Muzzo, Bolognesi inició su expediente de licencia indefinida del ejército en
octubre de 1871.
LOS CAÑONES VAVASSEUR DE
BOLOGNESI
En el 2007, en una reunión de
foristas de la Guerra de 1879 organizada por Juan Carlos Flórez y Óscar
Ferreyra, conocí a José Carlos Juárez y a Carlos Carrera, quienes me contaron
que Bolognesi compró cañones Vavasseur y los trajo a Perú en la década de 1870.
Años después, cuando se inició la guerra con Chile, Bolognesi vendió esos
cañones a Perú.
Josiah Vavasseur fundió varios
cañones con el sistema Blakely en su empresa Vavasseur and Co. Con motivo del
conflicto con España, Perú adquirió cañones pesados Vavasseur para la defensa
del Callao: ocho cañones de 9 pulgadas de calibre (llamado de 250 libras,
porque su proyectil sólido pesaba 232 libras) y uno de 11 pulgadas de calibre.
Fueron 10 los cañones Vavasseur
los que trajo Bolognesi al Perú: ocho piezas de campaña de 6 libras, uno de
montaña de 4 libras y otro de montaña de 7 libras.(4) De acuerdo a Carlos
Carrera, “las 2 baterías Vavasseur de retrocarga y de campaña de a 6 que se
trajeron a consignación no fueron aceptadas por varios motivos:
1) Se habían descartado las
piezas de campaña o batalla porque eran muy difícil de trasladar en los
inexistentes caminos de la época. Además de ser prácticamente imposible de
llevar de campaña a la sierra. Incluso, los Blakely de campaña habían sido
retirados del servicio.
2) El alto costo y la falta de
fondos.
3) Como probablemente esas piezas
se quedarían a consignación, pues las tenías disponibles en caso de necesidad,
como finalmente ocurrió”.(5)
En el Museo de Combatientes del Morro
de Arica, exhiben fotocopias de documentos que nos muestran como al inicio de
la guerra, Francisco Bolognesi transfirió estos cañones Vavasseur al Perú, convirtiéndose de esta manera, en proveedor del Estado.
En ese museo hay un documento ante
un escribano público, fechado en Arica el 21 de diciembre de 1879, en donde
Francisco Bolognesi confiere poder a su hijo Federico Bolognesi “para que este
venda dos baterías de artillería con todos sus útiles corrientes, de mi
propiedad, que tengo depositados en el Cuartel de Santa Catalina de la
República, entendiendo y firmando la correspondiente escritura i dando los
recibos i demás…”.(6)
Esos 10 cañones se utilizaron en la
batalla de San Juan, la primera de las dos batallas por la defensa de Lima. De
acuerdo al parte oficial del general Pedro Silva, habían cuatro cañones
Vavasseur en la hacienda Villa (Chorrillos) y otras cuatro piezas cerrando la
línea “a la derecha de la cadena de Pamplona”, es decir, al este de Pamplona (San
Juan de Miraflores). También refiere que “a la derecha de las colinas de Santa
Teresa” (al este de Chorrillos) habían 23 cañones, de los que dos eran
Vavasseur, “uno de estos de cargar por la boca”, que serían el Vavasseur de retrocarga
de 4 libras y de avancarga de 7 libras. De los 10 cañones, según el general Silva, se salvaron tres que se utilizaron en la batalla de Miraflores.(7)
INTENTANDO COBRAR LOS CAÑONES
Como vemos, los cañones que trajo
Bolognesi fueron usados por Perú durante la Guerra con Chile, sin embargo, el
Estado no le pagó a él. Culminó la guerra y su hija Margarita Bologensi pasó
varios años intentando cobrar esos cañones.
Hay una carta de 1888, durante el
Gobierno de Andrés A. Cáceres, en donde Margarita Bolognesi cuenta a la Comisión
de Guerra de la Cámara de Diputados del Congreso, “que desde la
legislatura de 1886, se halla a la orden del día en la Cámara de diputados, un dictamen
de la comisión respectiva, recaída en una solicitud que entonces hice a la
Representación Nacional pidiendo una justa indemnización… se encuentra
paralizado un expediente que elevo al conocimiento y resolución del S. Congreso
referente al pago de una piezas de artillería y sus accesorios que el Supremo
Gobierno compró a mi Sr padre durante la guerra con Chile, para el pago de su
valor”.(8)
Un año después, Margarita Bolognesi
volvió a escribir al Congreso, sobre “el pago del valor de una piezas de
artillería y sus accesorios que mi padre vendió al S. Gobierno al comenzar la
guerra con Chile; todo lo que tengo suficientemente comprobado en el expediente
de la materia”, explicando también que
desde 1886 “me he permitido, en cada legislatura, pedir se resuelva mi solicitud;
y no obstante, ver transcurrir el tiempo y sucederse los Congresos, con la
triste decepción de ver en el olvido a quien supo sucumbir por su patria…”. (9)
Fue recién en 1890, con el nuevo Gobierno
de Remigio Morales y un nuevo Parlamento, es que el Congreso emite una ley
reconociendo un crédito de £ 1436 a favor del coronel Francisco Bolognesi
“por la compra que se le hizo de varias piezas de artillería, debió pagarse en
letras sobre Londres”, por lo que resuelve que “se considere en el Presupuesto
General del año próximo”.(10)
La ley fue firmada por Manuel
Candamo, presidente del Senado, y Manuel María del Valle, presidente de la
Cámara de Diputados. Con esto, se acabaron las reclamaciones de los descendientes
de Bolognesi por la venta de los cañones, pues debió pagárseles en 1891, más de
siete años después de firmado el Tratado de Paz de Ancón.
NOTAS
(1) Ponz Muzzo, Gustavo (1987). El
coronel Francisco Bolognesi y el expansionismo chileno, pp. 41-53.
(2) Ibidem, pp. 61-62.
(3) Thorndike Losada, Guillermo
(2005). Grau. Caudillo, la Ley, pp. 944-946, 1007.
(4) Correo electrónico de Carlos
Carrera del 31 de octubre del 2007.
(5) Correo electrónico de Carlos
Carrera del 14 de noviembre del 2007.
(6) Archivo del Museo de
Combatientes del Morro de Aria (AMCMA). Poder Don Francisco Bolognesi á su hijo
Federico Bolognesi.
(7) Ortiz Sotelo, Jorge (2014). Apuntes
sobre la batalla de Miraflores, pp. 123-124, 132. Segunda edición. Lima: La Casa
del Libro Viejo.
(8) AMCMA. Carta de Margarita
Bolognesi de Cáceres; Arequipa, julio 20 de 1888. Recibido por Heros; Lima, septiembre
5 de 1888.
(9) AMCMA. Carta de Margarita
Bolognesi de Cáceres; Arequipa, julio 23 de 1889. Recibido por Robles; Lima, agosto
2 de 1889.
(10) Congreso. Ley del 13 de octubre
de 1890.
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