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La batalla de Ingavi y la muerte de Gamarra

 

Muerte de Gamarra en la batalla de Ingavi. El cuadro se encuentra en el CEHMP.

Tras el fin de la Confederación Perú-Boliviana a consecuencia de la batalla de Yungay (20/01/1839), el mariscal Agustín Gamarra asumió el Poder Ejecutivo de Perú con el título de presidente provisorio y “Restaurador del Perú”. El Congreso reunido en Huancayo en 1839, emitió una nueva Constitución, la quinta desde su Independencia. También convocó a elecciones en donde Gamarra fue electo como presidente en 1840.

Desde el inicio del mandato de Gamarra, las relaciones con Bolivia eran tirantes porque Perú exigía que le devolviese los estandartes tomadas en la guerra de 1835, así como la liberación de los prisioneros peruanos y una indemnización por los gastos de la guerra contra la Confederación. El 19 de abril de 1841 se firmó un tratado de paz en Lima que indicaba un arbitraje para definir el monto que Bolivia pagaría a Perú.(1)

En 1841, el presidente Gamarra se dirigió al sur del país, supervisando al ejército que luchaba contra la sublevación del coronel Manuel Ignacio de Vivanco, prefecto de Arequipa que se había autoproclamado como “Regenerador” del país. El ejército al mando del general Ramón Castilla derrotó a las fuerzas rebeldes, Vivanco huyó a Bolivia en abril y el grueso del ejército peruano se quedó en el sur del país.

Mientras tanto, el exProtector de la Confederación Perú-Boliviana, Andrés de Santa Cruz, residía en Guayaquil y apoyó la expedición militar del coronel Manuel Angulo, que partió de ese puerto e invadió Piura en abril de 1841, pero fue derrotado por las fuerzas del gobierno el mes siguiente.(2)

Por otra parte, el presidente de Bolivia desde el fin de la Confederación, el general José Miguel de Velasco, tuvo que contener varias sublevaciones en su país. Una de ellas fue liderada por el general José Ballivián, que tuvo que refugiarse en Perú en 1840. Finalmente, en junio de 1841 hubo un golpe de Estado que proclamó como presidente a Mariano Enrique Calvo de la Banda y Cuéllar, un fiel partidario de Santa Cruz que esperaba el retornó de su líder.(3) Fue en ese momento que Gamarra decidió invadir Bolivia para acabar con los partidarios de Santa Cruz.

El diario El Peruano publicó que Andrés de Santa Cruz zarpó de Guayaquil en buque de guerra de Estados Unidos con dirección a Cobija, (4) el único puerto en la costa boliviana de aquella época. Noticia que fue desmentida después.

Bolivia estaba totalmente dividida. Los partidarios de Santa Cruz controlaban La Paz, los partidarios de Ballivián controlaba las ciudades de Sucre y Potosí y Velasco estaba en el sur del país, cada uno con sus grupos armados. Ante la invasión peruana, todos se unificaron en torno a la figura de Ballivián.

LA BATALLA DE INGAVI

El 1° de octubre de 1841, el ejército peruano invadía Bolivia, mientras la marina peruana ocupó Cobija en la costa boliviana. Ramón Castilla era el general en jefe del ejército peruano, pero el supremo mando lo tenía el presidente Agustín Gamarra, quien acompañaba la expedición. Las fuerzas peruanas ocuparon La Paz el 15 de octubre y hubo un pequeño combate con un batallón boliviano en Mecapaca el 21 de octubre.

Si bien muchos dicen que la idea de Gamarra era anexar La Paz, su correspondencia publicada no trasluce eso.

José Ballivián organizó su ejército y fue a enfrentarse a las fuerzas peruanas. El choque entre ambos ejército fue en Ingavi el 18 de noviembre de 1841, duró 50 minutos y en ese momento, fue la mayor derrota que sufrió el ejército peruano desde la independencia. Murió el presidente Agustín Gamarra y fue tomado prisionero el general Ramón Castilla.

La versión más ampliamente difundida de la batalla de Ingavi es una publicación promovida por el Gobierno de Ballivián en La Paz y Valparaíso, llamada “Campaña de 40 días, hecha por el ejercito boliviano al mando de S.E. el jeneral Ballivian, contra el ejercito invasor del Peru a las ordenes del jeneralisimo de sus armas D. Agustin Gamarra”, que si bien es muy interesante y con bastantes detalles, no deja de ser una versión de parte. Según este libro, el ejercito boliviano tuvo 6 oficiales y 208 individuos de tropa muertos y 434 heridos, mientras el lado peruano tuvo 500 muertos, 422 heridos y prisioneros Ramón Castilla, 24 jefes, 150 oficiales y 3200 individuos de tropa. También le tomaron al ejército peruano 8 cañones, 3400 fusiles, 290 lanzas, mayor número de sables y todo el parque.

Este libro indica que las fuerzas bolivianas eran de 39 jefes, 309 oficiales y 3,778 hombres de tropa, y las peruanas de 23 jefes, 235 oficiales y 5,199 hombres, una diferencia importante a favor de Perú, pero esto no se reflejaría en la correspondencia de Gamarra. Diez días antes de la batalla, Gamarra le escribía al general Antonio Gutiérrez de la Fuente que “… Yo estoy agarrado de La Paz y no la soltaré sino después de nuestros tratados concluídos.

Entre tanto tenemos bajas y pobreza y ambas enfermedades crecerán si se prolonga la campaña.

Para reforzarnos tenemos nuestra fuerza del Norte. De oficio pido 300 infantes y 150 caballos, todos veteranos… Tambien pido contingentes y alguna pólvora. Sin estos aumentos talvés nos veremos en estrechuras, y nos espongamos a perder tantas y tan fundadas esperanzas”.(5)

LAS PRIMERAS NOTICIAS DE LA BATALLA Y DE LA MUERTE DE GAMARRA

Fue en El Restaurador, un diario oficial para el departamento del Cusco, que en su edición del 27 de noviembre de 1841 informó sobre la derrota peruana en Bolivia. Publicó el parte oficial del general Miguel San Román -fechado en el Desaguadero el 19 de noviembre- que comienza diciendo que “El contraste sufrido por el Ejercito en el campo de Incahue el 18 del que rije, en que fueron prisioneros S.E. el Jeneralisimo Presidente de la Republica y el B.S. Jeneral en Jefe…”.

El mismo diario publicó una proclama del comandante general del departamento del Cusco, coronel José Antonio Merino, en donde informa que “Dicen los malévolos, que en Bolivia sufrió nuestro Ejercito un contraste…”, fechada desde el cantón de San Jerónimo el 25 de noviembre.

En Lima se enteraron a través del diario El Peruano, que el 4 de diciembre publicó el mismo parte de San Román, remitido por el prefecto de Arequipa el 23 de noviembre. El Peruano solo se publicaba los días lunes, miércoles y sábados, además de ediciones extraordinarios los domingos o algún otro día. El miércoles 8 de diciembre

Entonces tenemos que la noticia del desastre se difundió rápidamente: en Arequipa el 23, en Cusco el 25 de noviembre y en Lima el 4 de diciembre, pero ninguna de estas informaciones indicaba sobre la muerte de Gamarra, sino que presumiblemente estaba prisionero.

El Restaurador del Cusco era un diario que se publica los miércoles y sábados. En su editorial del sábado 4 de diciembre informaba que “Por noticias que nos han sido trasmitidas de muy buen origen y por las que hemos visto publicadas en el Constitucional de Puno, ya no nos queda la menor duda de que S.E. el Jeneralisimo de las armas peruanas terminó sus dias y dio fin a su carrera de honor, peleando como el último soldado en el cuadro de infantería que mandó formar contra cabelleria”.

El sábado 11 de diciembre, el Restaurador informaba que el cadáver de Gamarra había sido “ultrajado con iniquidad” y “… ha sido pisoteado por un ingrato que todo se lo debe y no ha dejado a su Patria el consuelo de que posea sus restos”.

Esa edición del diario relataba una versión de la batalla en donde las fuerzas peruanas no pasaban de 4 mil combatientes, mientras las fuerzas bolivianas contaban con 7 mil soldados y su caballería pasaba de 1,300 hombres. Esta versión narraba que “… el Jeneral Presidente fué muerto al principio de la acción. Su caida fué un anuncio de los males de la patria…. La noticia de su muerte fue repetida mil veces por el eco aterrador de la fama y se helaron los corazones y cayeron las armas…”.

En Lima se conoció la muerte de Gamarra por el diario El Peruano, que en su versión del lunes 6 de diciembre señalaba que “Descuartizado, pisoteado y arrastrado por las calles el cadáver de uno de los mas antiguos capitanes de la América del Sur…. No es menos espantosa y execrable la degollación de todos los jefes prisioneros que cayeron en poder de tan bárbaros enemigos…”.

Esa misma edición del diario tenía una versión del enfrentamiento, al que llamaban batalla de Incahue (en verdad, las versiones peruanas la llaman con este nombre). Al final se publicaba un testimonio del coronel Lopera “que acaba de llegar del sur”, contaba que “el Jeneralisimo Presidente fue tomado con una herida mortal, pero aun con vida, y que en ese estado fue insultado y acabado de asesinar con dos tiros de fusil, arrastrado su cadáver por el campo, despojado y escanecido…”.

LAS VERSIONES DE LA MUERTE DE GAMARRA EN EL SIGLO XX

Uno de los sobrevivientes de la batalla de Ingavi o Incahue fue José M. Pereyra, quien con el grado de coronel participó en la batalla de San Juan (13/01/1881) en la guerra con Chile. Un nonagenario Pereyra dio una entrevista que fue publicada en el diario El Comercio el 28 de febrero de 1920, en donde narraba incidentes en las fuerzas peruanas durante la batalla Ingavi y sobre la muerte de Gamarra contó lo siguiente:

El General Gamarra, viéndola perdida, FUE A HACERSE MATAR. Se adelantó hasta la primera línea. En el camino lo hirieron en el lado izquierdo del cuello y sujetándose la herida con la mano de ese lado, llegó hasta el lugar que ocupaba el batallón “Punyán”, que resistió.

Se le desmontó el caballo por los tenientes Manuel Sauri y Francisco Diez Canseco, de ese batallón. Entre los dos, con mochilas, le improvisaron un asiento para que descansara. Se sentó sobre ellas y mientras con un pañuelo se sujetaba la herida, investigaba la situación con su anteojo, que sostenía con la mano derecha. Derrepente abrió los brazos y cayó de espaldas. ¡Había recibido un balazo mortal en la cabeza!

… San Román, Comandante General de la Infantería, se retiro de la línea apenas comenzada la batalla. Gamarra, al ver que se retiraba San Román quiso contener el desorden, se adelantó para atacar, hasta que lo mataron”.(6)

Durante el siglo XX, se difundió una versión controversial de la muerte de Agustín Gamarra, a través de Abraham Valdelomar y Luis Alberto Sánchez, sobre que Gamarra fue asesinado aprovechando la batalla, en venganza por maltratos recibidos. Esta versión se plasmó en el libro “Un crimen perfecto. El asesinato del Gran Mariscal don Agustín Gamarra, Presidente del Perú” (1943) de Alfredo González Prada, en donde narra que el asesino, en estado de agonía en una hacienda costera, en 1873, le confesó a Manuel González Prada que él era un soldado del ejército peruano en la batalla de Ingavi y que mató a Gamarra como venganza en maltratos recibidos. El historiador Jorge Basadre incorporó esta versión a su monumental obra “Historia de la República del Perú”, aclarando lo siguiente:

1°) Gamarra, inmediatamente antes de la batalla  o al ver lo ocurrido en la primera fase de ella, estuvo resuelto a morir y no intentó siquiera abandonar el campo; 2°) La información de que fue herido al tratar de contener la dispersión parece la más probable; 3°) No hay sino el testimonio de una sola persona en el sentido de que un soldado vengativo aprovechó de la oportunidad para asesinarlo; 4°) Es verosímil la versión de Castilla de que Gamarra fue ultimado por mano boliviana (después de señalar los sitios exactos de los dos balazos que coinciden con los que presenta la casaca actualmente conservada en el Centro de Estudios Histórico-Militares).”.(7)

Notas

(1) Basadre, Jorge. 1999. Historia de la República del Perú 1822-1933. Universidad Ricardo Palma-La República, Octava Edición, Tomo 2, p. 384.

(2) Ídem, p. 403.

(3) Ídem, p. 385.

(4) El Restaurador; Cusco, sábado 6 noviembre de 1841. Noticia de El Peruano.

(5) Gran Mariscal Agustín Gamarra, Epistolario. Recopilación, prólogo y notas de Alberto Tauro del Pino. 1952. Facultad de Letras Universidad Nacional Mayor de San Marcos, p. 392. Carta de Gamarra a La Fuente del 8 de noviembre de 1841.

(6) José Luis Salmón, “Ingavi (18 de noviembre de 1841)”, en: Revista de la Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de Mayo y Defensores Calificados de la Patria. Año I. Octubre – Diciembre de 1943. N° 5, pp. 9-14.

(7) Basadre, Ídem, p. 393.


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